1812 – 1879
Escribe versos: vive en Conil [Lanzarote], en cuya isla nació por el año de 1832 [sid]. Su padre, buen poeta y mejor latinista, le enseñó preceptiva literaria.
Sus ritmos tienen tintes católicos. Su musa no inspira pasiones volcánicas, sino se embriaga con el perfume del candor y la virtud.
Para nuestra modestísima poetisa, cuyo numen risueño brota tranquilo como la superficie del lago, hay tanta poesía en la gota de rocío que tiembla en el cáliz de la flor como en los tumbos del Océano.
En La Crónica de Lanzarote, publicó bellísimas composiciones, entre las que figuran las tituladas Al mar, A mi hermano Manuel y otra cuyo título no recordamos dedicada al ilustrísimo señor obispo don Joaquín Lluch Garriga, cuando visitó aquella isla en cumplimiento de su sagrado ministerio.
Este último trabajo fue reproducido con frases encomiásticas para la autora, en las columnas de una ilustrada revista religiosa de Cádiz.
Más tarde colaboró en varios periódicos literarios de la Península.
Desde hace mucho tiempo no tiene trato con las musas. Su vida es verdaderamente ascética. Su espíritu se extasía con el aroma de la oración cristiana. Posee el latín y el francés.
Este último idioma lo aprendió sin auxilio extraño. En su conversación agradable revela la variedad de sus conocimientos.
Es de alta estatura, frente espaciosa y ojos graneles a flor de cara que indican memoria.