Pero también en los años de 1960, surgió una importante panadería en el pueblo de Mala, regentada por Francisco Robayna Betancor, que contó con la ayuda de sus hijos Bernabé, Reginaldo, Jacinto y Francisco Robayna Robayna, que luego se asoció con la panadería de Tahiche, y que también pusieran una fábrica de dulces en Arrecife.
Las panaderías necesitaban muchas cargas de leña y de ahulaga, y se recuerda aún ver los camellos de Juan Zerpa Perdomo, de Julián Hernández Luzardo y otros, llevando esas voluminosas cargas para descargar luego en las panaderías, muy necesario, como materia prima para hornear, que luego se fueron mejorando en ello.
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