LUIS MARRERO SOSA
(1968-1976)
Natural de Valleseco, Gran Canaria; cuando se ordena sacerdote ob- tiene su primera parro- quia en Tías, donde llega en diciembre de 1968. Aunque su an- tecesor dispuso de un par de meses más para efectuar plenamente su despedida, al princi- pio intentó vivir en la casa vieja del cura pero las condiciones de la misma no eran las más apropiadas para este joven sacerdote, quien optó por vivir temporal- mente en la casa del maestro. Posteriormente vivió en la casa de la señora Cándida. Más tarde se alojó en la propia iglesia, hasta que se consigue a comienzos de los setenta terminar una pequeña pero nueva casa parroquial junto a la iglesia.
Don Luis, que le tocó estar en la parroquia de Tías entre el mayo francés y la posterior muerte de Franco, fue un cura muy afable. Cambió la disposición de los altares, pasando a dar la cara ante los fieles. Abandonó la sotana por el pantalón y camisa gris con alzacuello. Disponía de un coche de la marca Volkswagen “escarabajo” blanco y, puntualmente, recorría la geografía parroquial: sábados La Asomada o Tegoyo, a las 20.00 horas en Tías, domingo temprano a las 9 en Mácher, a las 10,30 en Puerto del Carmen, y a las 12 arriba en La Candelaria. A lo que se sumaban en horarios diferentes bodas y bautizos.
Trabajó y escuchó a los jóvenes, las asociaciones juveniles y las asociaciones de vecinos. Se desvivió por todos, niños, jóvenes, mayores y ancianos. Batalló por tener una parroquia más libre y justa.
Le tocó finalizar la obra de la iglesia nueva que había iniciado don José, con grandes sacrificios, así como la casa parroquial, contando para esta con la ayuda de un fondo denominado PPO y la venta de las máquinas del cine Parroquial, que ya había entrado en quiebra. El empresario Juan Perdomo le ofertó unos veinte mil duros por las mismas. Pudo, además, lograr techar la iglesia de Puerto del Carmen con la ayuda del empresario danés Neil Prahm.