Fuente: El Postigo de Tías
Por: Juan Cruz Sepúlveda
Historia de las aljibes
La geografía del municipio de Tías, como la mayor parte del resto de la superficie de la isla, aparece salpicada por una gran variedad de estilos de aljibes, obras que fueron vitales y que hoy resisten pese al abandono y descuido que han sufrido. La escasez de lluvias y de agua convirtieron a estas construcciones en centros alrededor de los cuales giraba la vida hasta hace pocas décadas. El desarrollo y la modernización han relegado estas reservas de vida a un segundo plano. El paso del tiempo amenaza con borrar las huellas de un pasado cercano, de pobreza y dificultades, que convendría no olvidar.
Barro, piedra, cal, arcos de piedra o de canto, conchas de moluscos, callaos, son entre otros los elementos más usados. Cada casa dispone de al menos un aljibe, es el elemento fundamental de una vivienda, con su era y alcogida, sus canales en madera para aprovechar las aguas de las azoteas y canales realizados con lajas de piedra de volcán para canalizar las aguas al aljibe. La coladera, para la recogida cuando el agua proviene de caminos u otras escorrentías, la cabria, la pila, tanquilla, brocal, carretel y el balde para guindar, son elementos complementarios de esta arquitectura hidráulica.
El dicho popular advertía que los aljibes se hacían hondos para conservar el agua fresca, y que debían estar retirados de la casa para aprovechar también las aguas del camino, y, según el comentario jocoso de los más ahorradores, para que no se gastara mucha agua. Todo este rico patrimonio hidráulico ha quedado en desuso, pero sus indudables valores etnográficos, económicos, paisajísticos e históricos hacen necesario su conservación y protección como afianzamiento de nuestra identidad.