Fuente: El Postigo de Tías
Por: Juan Cruz Sepúlveda
Historia de las fuentes
La transformación orográfica provocada por las erupciones volcánicas de 1730-36, con la aparición de las calderas y los mantos de picón en las laderas, originaron que las aguas procedentes de las lluvias se filtraran y reaparecieran en forma de pequeñas fuentes y manantiales. Así, de las montañas que recorren el municipio brotaban pequeños manantiales del tipo almagre. En tiempos donde el agua era un bien escaso se empleó todo el ingenio para conservar estas pequeñas fuentes de uso doméstico.
La tradición decía que la fuente que estaba en un asentamiento de arenas o cenizas gruesas manaba rápido, pero se secaba pronto. Por el contrario, la fuente que se encontraba en un asentamiento de arenas o cenizas finas manaba más lento y el caudal perduraba más tiempo.El agua atesorada de esta forma se guardaba en los aljibes, para luego ser extraída en baldes, depositarla en la destiladera, y, tras un filtrado, ser consumida desde la frescura del bernegal.
Las personas del lugar que fueron propietarias de fuentes señalan que se evitaba que en el entorno de la fuente pudiese haber arbustos, cuyas raíces dieran algún sabor diferente al agua. En la actualidad, prácticamente, esas fuentes no tienen ningún caudal, y el nivel de conservación es variado. Sus señas actuales de localización son una pequeña tanquilla, un cuarto pequeño, un aljibe con su alcogida de agua…