Carteros

Publicado: 8 mayo, 2015 en Profesiones

Fuente: El Postigo de Tías
Por Juan Cruz Sepúlveda

CarterosMarcial

Desde finales del XIX, en que se reconoce primero el oficio de cartero y luego la generalización del reparto de cartas en todos los ayuntamientos del país (1857), la figura del cartero ha calado como un personaje popular, comunicador de buenas y malas noticias, cartas de emigrantes, cartas del hijo en el cuartel, cartas para los exportadores con talón para el pago de los tomates o cebollas, carta con el pago del subsidio de vejez, cartas de bodas, cartas de luto, cartas de navidad, postales… mucho ha cambiado desde entonces hasta la llegada de los medios actuales de comunicación modernos y sofisticados.
En Tías este oficio lo ejercen personas que están vinculadas con el ayuntamiento. Por eso, las primeras sacas con cartas llegan a la secretaría del ayuntamien- to. El principal requisito que se pide para ser cartero es saber leer y escribir. Es el caso de Frasco Cruz, que acogió en su casa la cartería, convirtiéndose en una nueva tarea que tenía encomendada aparte de otras responsabilidades que tenía dentro del ayunta- miento. Cipriano González figura como cartero de Tías y posteriormente pasará en cortos periodos de tiempo por casa de diferentes vecinos. HayCedres constancia de que este servicio lo regenta Joaquín Cabrera, hermano de Pancho Cabrera. Domingo Delgado también colabora con el servicio. Este cartero regentaba su cartería en la tienda que poseía en la casa de Domingo Batista. La tienda sufre un pavoroso incendio y este cartero se traslada a Tenerife, donde continúa ejerciendo en el popular barrio de El Sobradillo. Luego, la cartería pasa a la tienda de Domingo Ferrer a finales de los años treinta. Aquí permanecerá muchos años. El servicio es atendido por sus hijos, y hasta por los usuarios de la tienda, hasta finales de los sesenta, en que la cartería pasa a ser regentada por su hija Juanita Ferrer, en el mismo lugar, por un periodo corto de tiempo.

A partir de 1971 la cartería de Tías la pasa a ostentar Ramón Díaz Perera, Ramoncito, que monta la cartería en la tienda de su padre, Antonio Díaz Bermúdez, a escasos metros de la ubicación anterior. En ese año percibe un sueldo mensual de 6.000 pesetas para atender todo el amplio territorio del pueblo de Tías, Conil, Masdache y Tegoyo. Adquiere una furgoneta DKW. Su andar despacio, su generosidad, paciencia y amabilidad, le convierten en un singular cartero en unos tiempos en que los acontecimientos ya comienzan a rodar más deprisa. Conocía y le conocían todos los vecinos. Los primeros extranjeros que comienzan a residir en Tías pasan por la cartería para darse a conocer, aunque él les advierte que ya los tenía ubicados en un pueblo que por entonces no estaba señalizado con nombres de calles ni buzones en las puertas. Una de las tareas que tenía el cartero era el pago de las pensiones de jubilación. Ramón tenía perfectamente identificados a los destinatarios y, fielmente, todos los meses, les llevaba la pensión a su casa. Con el aumento poblacional, en su periodo de cartero, se incorpora Nena Delgado a comienzos de los ochenta, y la cartería se traslada a unas dependencias municipales junto a la Biblioteca y al Teatro, donde en la actualidad ejercen cuatro carteros.

 Mácher pasa a dispoherreroner de su propia cartería, debido al volumen de cartas, y se fija la primera en la casa de Antonio Urbín (padre), luego la pasa a ostentar Antonio Urbín Díaz (hijo), que, además, desempeña el trabajo de herrero en el Camino de La Calderina. Al ser llamado a filas, en plena Guerra Civil, de forma interina, el oficio lo desempeña el vecino del pueblo Antonio Cedrés Viñas, en el periodo de 1936 al 1939. Antonio Urbín vuelve a la cartería a la vuelta por otro corto periodo de tiempo. Luego, y por espacio de cerca de cuarenta años, entra de cartero Marcial Hernández Saavedra. La cartería cambia de lugar, se ubica junto a la Carretera General, en una casa propiedad de Juan Rodríguez, donde tiene fijada su residencia Marcial, que además regenta una zapatería. Marcial se convierte en un personaje muy popular por sus largos años de cartero. Llegan los buzones de correos a la puerta, cartas de emigrantes, cartas para los cosecheros y exportadores del lugar, telegramas, etc. La saca llega en la guagua del mediodía. Por la tarde se inicia el reparto a pie o en burra, incluyendo, además de Mácher, La Asomada, LaRamons Vegas, Los Barrancos, El Cercado…A veces las cartas no llegaban al destinatario y se dejaban en casa de algún familiar atadas a algún trapo blanco. A comienzos de los ochenta, Marcial, ya muy mayor, deja el oficio en manos de José Antonio Cedrés Medina, ubicándose la cartería en su actual emplazamiento.

En La Tiñosa el servicio de cartería rural siempre ha estado ligado al apellido Arrocha. Tres generaciones de Arrocha ejercieron esta profesión. Comenzó Ruperto Arrocha, en su casa, junto al eucalipto de la calle Roque Nublo, donde disponía también de una carpintería. A su muerte le sucede su hijo, Federico, que repartía el correo a pie, en el caserío de La Tiñosa y hasta en las cercanías del Barranco del Quíquere y de El Cercado. Los fines de semana que no pasaba la guagua por La Tiñosa tenía que subir a buscar la saca de correos a Mácher. La vida del cartero era más sosegada, podía llevar una carta, tomar un café, echar la tertulia con la familia, por navidades aceptar alguna trucha o una copa de licor. Con la llegada del turismo se le multiplica el trabajo y, sobre todo, los envíos de tarjetas postales que los turistas acostumbraban a hacer. La carga de trabajo del cartero aumenta considerablemente. Toda la familia colabora en el matasellado y en el reparto.

A comienzos de los ochenta la cartería se traslada a la escuela antigua de niñas ubicada en la calle Bajamar. Ya estaba en activo la tercera generación de los Arrocha, con Ico, que ya se había incorporado al servicio desde 1978. Entre tanto, Federico (padre) ve como el trabajo va a más y acude desde las cinco de la madrugada para atender la cartería, en la que permanece hasta las tantas de la noche. Las dimen- siones que va alcanzando la zona turística son tales que son necesarias tres personas más para ir cubriendo las nuevas urbanizaciones que se van creando. Tal es así que en la localidad de Puerto del Carmen se crea la primera oficina técnica fuera de Arrecife en el año 1987, donde, 25 años después, trabajan más de veinte operarios en el llamado ahora Servicio de Correos.

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