Fuente: El Postigo de Tías
Por Juan Cruz Sepúlveda
Labrantes de cantos
Antes de la Guerra Civil, las construcciones se realizaban a base de piedra, barro, argamasa y cal. A partir de esta fatídica fecha, los vecinos, para la construcción de sus viviendas recurren a extraer cantos rojos arcillosos de la montaña del Cerro de Tegoyo y barrancos aledaños, lugares próximos a los asentamientos de población.
Con cuñas metálicas, marrones y barras, los canteros extraen los grandes bloques de piedra, luego el labrante, a base de picareta, le da forma al pesado canto de unas medidas aproximadas de 0,50×0,50 y unos 25 centímetros de grosor, quedando listo para ser empleado en las construcciones domésticas, aljibes y muros de cerramiento por los albañiles.
A finales de los sesenta con la introducción del bloque de cemento forjado, más ligero y practicable, relegan al canto rojo, pasando a ser utilizado como elemento decorativo y de remate de umbrales y dinteles.