Fuente: El Postigo de Tías
Por Juan Cruz Sepúlveda
Toneleros
El gremio de los carpinteros estaba muy bien organizado y especializada su actividad. Pertenecían a la carpintería blanca aquellos carpinteros que trabajaban la madera para puertas y muebles. Los de ribera eran los que se dedicaban a la construcción de barcos. Por su parte, la tonelería reunía a los carpinteros que trabajan en la elaboración de barricas y otros útiles de las bodegas, un sector siempre importante en el municipio. Cada bodega dispone de un anexo con todos los utensilios necesarios para arreglar las pipas.
Así, vinculados a los grandes propietarios de parras y de bodegas, se generó una fuerte demanda de profesionales de este oficio que se hicieron cargo de tener a punto las barricas, para después de cada vendimia guardar los apreciados vinos en las distintas bodegas, como las de Pereyra, los Armas, los Díaz y otros. Juan Bermúdez, en Mácher, fue un gran tonelero y maestro de muchos aprendices como José de León (conocido como Pepe Rafa), el ya nombrado Federico Arrocha trabajó también para varios bodegueros. Su padre y hermanos también trabajaron en esta actividad.
Nemesio Rodríguez Cabrera había aprendido el oficio con Juan Martín, el de Las Cuestas. Tenía su propio taller en un almacén en pleno Fondeadero de la Tiñosa, donde hoy se levanta el Centro Cívico con el mismo nombre. Nemesio había sido también transportista. Terminó su actividad profesional con pocos medios reparando barricas, haciéndolas nue- vas, en su almacén, en los exteriores e incluso al borde de la marea, lo que hoy es un aparcamiento y antes acogió la cofradía. En la época estival había un paisaje salpicado de barricas de todos los tamaños. Se puede afirmar que Nemesio fue el último tonelero del pueblo. En Conil, a una casa situada en la orilla de la carretera, propiedad de Pedro Sepúlveda, se le conoce con el nombre de la Herrera, por la actividad relacionada con este sector que supuestamente se desarrolló allí.
HISTORIA DE TÍAS 