Vida en los años 50

Publicado: 9 mayo, 2015 en Vida años 50

Fuente: El Postigo de Tías
Por Juan Cruz Sepúlveda

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El periodo 1950-1959 representa en la historia de Tías el comienzo de una actividad distinta a la lucha exclusiva por la subsistencia. En concreto, en estos años se inician las obras públicas de la dictadura franquista, con la construcción de escuelas y de aljibes. A eso se suman unos aceptables registros pluviométricos, con lo que se experimenta una ligera mejoría con respecto a los difíciles quince años que quedaban detrás, con la tragedia de la Guerra Civil y las penurias de la postguerra.

Las sequías de los años cuarenta completaron una de las pruebas más duras que han encontrado los habitantes de Tías en su desafío ante las dificultades de la vida. Algunos vecinos se vieron forzados a emigrar, otros se veían obligados a trabajar solamente a cambio de la comida (porretos, fruta pasada y gofio), o ir voluntarios a vendimiar, sólo por tener garantizado ese día la comida a base de uvas.

El Ayuntamiento inicia la década de los cincuenta con un presupuesto anual que ronda los diez mil duros, con lo que se ilustra las limitaciones y las aspiraciones que marcaban la existencia en el municipio. En un repaso por algunos acontecimientos ocurridos en esos años, se constata que la emigración sigue siendo la opción más apetecible para prosperar. Unos acuden a la demanda de mano de obra como jornaleros en las nuevas construcciones que surgen en torno a los puertos de Las Palmas de Gran Canaria y de Santa Cruz de Tenerife. Los más pudientes y arriesgados se atreven a cruzar el Atlántico, rumbo a Las Américas, con desigual suerte. Otra cantidad importante de vecinos de Tías también unen su futuro al mar, pero con retornos periódicos a la isla. Son los que se enrolan en barcos de pesca. En tierra firme, unos encuentran empleo en la construcción de las primeras fábricas conserveras de Arrecife.matrimonio

En el cultivo del tomate, prueban suerte, los que quedan en el pueblo. De esta forma, las tierras más bajas, incluidas las más próximas a la costa, se comienzan a preparar para este cultivo. La propiedad de estas tierras estaba en manos del gran propietario, por lo que conseguir realizar una “tierra de medias” suponía todo un lujo, aunque se realizara en las mejores condiciones para el patrono. Por su parte, el pequeño propietario ve cómo la explotación de sus terrenos no le alcanza para subsistir y tiene que complementar su actividad como jornalero en una gran propiedad.

Durante la década de los cincuenta se recogen buenas cosechas en todos los años, a excepción de 1957, recordado como uno de los peores en cuanto a lluvias. En los cincuenta se produce una gran evolución de la superficie cultivada, que se destina a esta hortaliza y moviliza a una buena parte de la población. En todos los caminos de la Costa de Tías y de Mácher se produce una actividad frenética en los tiempos de la zafra. Será 1959, sin duda, el mejor año, recordado por la buena producción y por el precio del kilogramo de tomates, que alcanzó por primera vez el valor de una peseta.

Este dominio económico del tomate y manejo de dinero hace que muchos jornaleros o hacedores de tierras de medias adquieran pequeñas propiedades según el “Catastro de la Riqueza Rústica de Tías” realizado a finales de los cincuenta.

Simultáneamente al desarrollo del cultivo del tomate en la Costa, y animados por la técnica en expansión del enarenado, en la zona alta del municipio, en Conil, Las Vegas y La Asomada, se registra la mayor evolución de la superficie cultivada destinada a la cebolla.

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