Fuente: Centro de Datos del Cabildo Insular de Lanzarote
La artesanía en el Municipio de Tías se conserva como parte fundamental de la tradición más reservada, como el secreto de cada familia. Ni siquiera llega a constituirse como apoyo a la economía familiar y mucho menos como trabajo remunerado con dedicación exclusiva. Los cambios sociales y económicos han hecho que gran parte de la artesanía quede releg ada a un simple recuerdo o a un objeto decorativo para el rincón de la casa. Con todo, aún los marineros de la Tiñosa se sientan en el chaplón de la casa para tejer las redes o remendar los chinchorros que usan para la pesca.
El campesino se construye su arado, su plantón y el zurrón donde amasar el gofio o la escoba de palma para barrer los alrededores de la casa; la pila esculpida en piedra viva para abrevadero de los animales, las mochila de lona, las rosetas, bordados y calados que con tanto arte hacen las mujeres.
Si es cierto que ya no se fabrica el togio donde se ordeñan las cabras y el cesto donde se recoge la fruta, no lo es menos que alguna gente sigue elaborando productos como el queso, porretos, fruta pasada y vino a la antigua usanza, de forma artesanal.
Por Navidad se hacen las sabrosas truchas de garbanzos, batatas y las corbatas con el sobrante de la masa; mimos, mantecados, ricos bizcochones y una gran variedad de mistelas para invitar a las visitas por estas fiestas entrañables como son las Pascuas.
Claro que ahora es raro que se hagan las morcillas, la manteca de los chicharros del tocino, o ver el reparto de la carne mientras el kilador la “estocina” (desprender el tocino), ni la leche “mecía” al final de verano, poco antes de secarse el ganado; ni las esteras de palma y tantas otras curiosidades artesanales que han sido sustituidas por otras culturas ajenas.