Fuente: Centro de Datos del Cabildo Insular de Lanzarote
El Rancho
Otra de las manifestaciones folklóricas antiquísimas son las recogidas en torno al Rancho. Este Rancho es como una mezcla de rancho de ánimas y la parranda. Si bien es posible que el Rancho de Tías tenga su origen en los Ranchos de Ánimas, se diferencia de éste por su dulzura musical, su música alegre y celestial, festiva, invernal y delicada.
Se trata de una imitación a los primeros pastores anunciando el nacimiento del Mesías: anuncia por los caminos del pueblo que ha nacido el niño de Dios. Sus canciones son relatos que a veces siguen casi al pie de la letra el Nuevo Testamento, reflejando algunos de ellos los moralismos y costumbres de la época.
Cuentan nuestros mayores que antiguamente se organizaban unos siete ranchos, y que sólo uno, a través de un sorteo, entraba a la iglesia, mientras que el resto esperaba fuera para entablar los «piques». Se daban grandes luchas entre ellos considerando de poca importancia aquellos a los que no se entendiera claramente la letra de sus canciones, lo que obedecía al temor de que las letras desaparecieran al no poder ser transmitidas de otra manera ya que no estaban escritas.
Su presencia en la iglesia estuvo prohibida por el Obispo Pildain desde el año 1947 hasta los años sesenta. En esta época sólo entraba a la Iglesia para acompañar la misa un miembro del Rancho con una bandurria.
Desde el mes de septiembre se reunían los rancheros para hacer sus ensayos, arenar las espadas, poner de remojo el pito y a punto las voces y resto de instrumentos que han de comunicar la dulzura y alegría que se pretende transmitir en la pascua. Para lograrlo, el pito de agua tiene la misión de imitar los pajaritos alegres en su época invernal, el pandero con sus esquilas de bronce y con los cascabeles debe poner la delicadeza ambiental de fondo. Las espadas, con un sonido un poco más fuerte y fino, la presencia de las campanas celestiales que dan el regocijo musical a la pascua. El tambor es lenguaje más antiguo. Los instrumentos de cuerda aportan acordes de acompañamiento; laúdes y bandurrias resaltan las voces del canto que marcan el ritmo ancestral de las piezas.
Actualmente las piezas que se conservan son: Santo Domingo, Lo Divino, El Corrido y la Contradanza. Han desaparecido la danza, la pascua y la Endecha, y también los piques.
El Rancho era, y sigue siendo, esencia de la Navidad. Sin su presencia la Navidad canaria, y en nuestro caso la de Tías, se queda hueca y vacía. Sus miembros no se limitaron sólo a intervenir en todas las misas de esas fechas: misas de luz, misa del Gallo, día de los Santos Inocentes, fin de año y Reyes, sino que implicaban a los vecinos en su música con las visitas a las casas y su presencia en la calle. Terminaba el Rancho sus actuaciones el día de la Candelaria cantándole a la Virgen:
«La Candelaria nos guía
de aquí pa la otra vía.
La Candelaria y el niño
nos guían por buen camino»