Por Julián Rodríguez Rodríguez, estudioso de la historia de Lanzarote y técnico del Ayuntamiento de Tías
Los historiadores don Manuel Lobo Cabrera y don Fernando Bruquetas de Castro señalan:
“Remontándonos a los primeros años de la conquista de Canarias, sabemos que El Señorío de las Canarias, que había sido reconocido por el rey Enrique III de Castilla al caballero normando Jean de Bethencourt en 1404, pasó por diversas vicisitudes: donación, traspaso, venta y permuta, hasta que por la unión matrimonial de Fernán Peraza e Inés de las Casas se da un paso importante de cara a la consolidación de dicho Señorío (…) En el año 1454 el Señorío de las Canarias pasó a la hija de este matrimonio, Inés Peraza, que casó con Diego García de Herrera (…) Le sucede don Agustín de Herrera y Rojas, marqués y conde de Lanzarote y Fuerteventura, bisnieto de Diego García de Herrera e Inés Peraza”.
Este hecho convierte al Marqués de Herrera y Rojas en dueño y señor de Lanzarote y Fuerteventura, quien a veces, como premio a la fidelidad, dejaba a sus esclavos y vasallos algunas migajas para dehesas de ganado o para cultivar la tierra, siempre, claro está, con el compromiso de hacer uso tanto del ganado como de las cosechas.
En pleno proceso de la conquista de Canarias, el régimen político que impera en las islas de Lanzarote, Fuerteventura, La Gomera y el Hierro es un régimen señorial, por lo que a estas islas se les llamará islas señoriales, mientras, Gran Canaria, Tenerife y La Palma son las llamadas islas realengas y su régimen es totalmente distinto. En éstas, y simultáneamente al desarrollo de la conquista, el Gobierno español nombra unos gobernadores civiles que coordinan y facilitan su conquista para incorporarlas a la Corona.
De hecho, Alonso Fajardo -en el que Agustín de la Hoz dice haber encontrado el parentesco con los Fajardos de Tías- es el cuarto Gobernador de Canaria, es decir de Gran Canaria, y por lo tanto, nada tuvo que ver con Lanzarote, que seguía siendo un señorío, propiedad privada del Marqués de Herrera y Rojas.
En una transcripción realizada por el historiador don Antonio Montelongo Fránquiz de un documento localizado en el Archivo Histórico Nacional (Madrid), don Agustín de Herrera y Rojas, Marqués y Conde de la Isla de Lanzarote, Señor de la Isla de Fuerteventura y del Consejo del Rey, certifica la propiedad de los Términos y Aldea de Tías a don Lorente Perdomo Dumpiérrez en 1597 pues era de su abuelo don Lucas Mosegue sobre el año 1517. Con esto disponemos de datos de los propietarios de los dos términos de Tías y varios topónimos que aún se conservan en la actualidad, datados en el siglo XVI.
Pero el escritor don Agustín de la Hoz Betancort, tuvo a bien, en un acto de generosidad, regalarle todo un pueblo a los Fajardo, denominando al pueblo de Tías Las Tías de Fajardo. Este escritor, en su obra “Lanzarote”, atribuye el nombre de Tías a unas matronas, tías del Gobernador Civil de Canarias, Alonso Fajardo, pariente del Marqués de los Veles en el año 1493.
Sin embargo, el historiador y lingüista don Francisco Navarro Artiles, en su trabajo Teberite diccionario de la Lengua Aborigen Canaria, cita esta palabra como topónimo aborigen de una aldea en Lanzarote y como camino en Arrecife. También lo menciona como caserío en Vallermoso en La Gomera.
El historiador don Juan Bethencourt Alfonso, en su obra “Historia del Pueblo Guanche”, alude a este término de Tías como aborigen y lo localiza como aldea en Lanzarote, como topónimo de una caleta en Jandía (Fuerteventura) y como caserío en La Gomera.
Por otra parte, el catedrático de historia don José de León Hernández mantiene que el pueblo de Tías surge a partir de 1735 con los repartimientos de tierras que se llevaron a cabo entre los damnificados por las erupciones volcánicas de 1730-1735 y en su libro “Lanzarote bajo el volcán”, le dedica un apartado.
Sin embargo, en un documento posterior consultado en en el Archivo Histórico Provincial de Las Palmas, el Testamento y pleito de don Juan Felipe Rodríguez y su mujer doña Violanta Sanabria Fleitas, el 23 de Abril de 1744, se señala:
“Dos testigos afirman que lo que pueden decir en este particular es, que quando se apagaron los volcanes había 18 vecinos en el lugar de Tías y en el día 400”.
“Otros dicen que según noticias de sus mayores quando vivía Juan Felipe había 29 ó 30 vecinos y que la población se ha aumentado a 290.
Dos testigos que en tiempos de Juan Felipe había 18 y en el día 300 y otro que en el tiempo de Juan Felipe que era el año de 1.740 había 30 vecinos y al presente 420”.
“Que Violanta Sanabria vive en un descampado sin vecinos en las inmediaciones”.
Con todo ello creo que don Agustín de la Hoz, desconociendo la posibilidad aborigen de la palabra Tías y pretendiendo argumentar el obsequio que quiere hacer a los Fajardo, busca en su concepción hispánica la justificación del topónimo “Tías”, relacionando el mismo con la importancia que a mediados del siglo XIX tienen los grandes propietarios don Pablo Fajardo y don José Manuel Fajardo Silva asentados en Tías, con el Gobernador Civil de Canaria, es decir, de Gran Canaria, Alonso Fajardo, de tres siglos antes. Se inventa para ello unas tías, dos en concreto y así queda justificado el plural de la palabra.
Ni siquiera en la relación de repartimientos de tierras que se hace en Tías a los damnificados por las erupciones volcánicas de 1730-1735, según el historiador don José de León Hernández, aparece el apellido Fajardo.
Los lingüistas don Maximiano Trapero y don Eladio Santana Martel, en su libro “Toponimia de Lanzarote y de los Islotes de su demarcación”, editado por la Fundación César Manrique en 2011, comentan:
“Caso más problemático es el topónimo Tías. Parece ser que este poblado surgió para reubicar a los desplazados por las erupciones del Timanfaya de 1730. Lo encontramos citado por vez primera en el mapa que Antonio Riviere hizo en 1741 (aunque no aparece en la relación de “lugares”, es decir, poblados, que este mismo autor hace en los comentarios). Y unos años antes, en 1736, se cita en un acta notarial, relacionándolo con la construcción de la ermita de La Candelaria, sin especificar entonces cuál fuera su número de habitantes. Sin embargo, el escritor local Agustín de La Hoz asegura que el lugar de Tías se fundó a finales del siglo XV como una concesión del Gobernador Civil de Gran Canaria, don Alonso Fajardo, a unas tías suyas, razón por la que terminó llamándose Tías de Fajardo. Esta propuesta ha sido criticada por Agustín Pallarés, y con razón, pues aparte de no aportar de La Hoz ninguna fuente histórica documental, extraña el silencio total que tal nombre y lugar tienen en la documentación anterior al siglo XVIII y, desde entonces, sólo con el nombre de Tías y no otro. De ahí que la etimología de tal topónimo se haya buscado tanto en el apelativo castellano como en el guanche (Wölfel 1996; II, 598). El significado puede con el apelativo castellano, pero no la forma en que suelen configurase en topónimos nombres como ese: de ser apelativo debería llevar el artículo individualizador Las Tías, y si no lo lleva (y nunca se ha documentado con el artículo) es porque muy probablemente es de origen guanche”. Si además tenemos en cuenta el descubrimiento de un asentamiento aborigen en la zona del Camino de La Vega en Las Cuestas (Tías) podemos confirmar que “tías” es un topónimo aborigen más, que coincida con el gentilicio castellano que indica parentesco; “tía”; y que el apellido Fajardo nada tiene que ver con la fundación del pueblo de Tías.
Es más, admitiendo que la palabra tías no fuera aborigen, con los datos aportados sí podemos confirmar, sin lugar a dudas, que esta palabra no guarda relación alguna con el parentesco de las supuestas tías de Alonso Fajardo.
Numerosos errores pueblan lo escrito sobre nuestra historia por parte de algunos autores. En esa misma actitud por cambiar la historia de nuestro municipio y nuestras costumbres, el Gobierno Civil de la Provincia en el año 1960, cuando empieza a vislumbrarse la industria turística, se plantea el cambio de nombre de la aldea de La Tiñosa por el de Puerto del Carmen, y el de Tías por el de Tejada, ya que estos nombres no eran bien vistos para la promoción turística. Se aceptó el cambio de nombre de La Tiñosa. En cuanto al de Tías, el Pleno Municipal del día 1 de febrero de 1966 acuerda:
”Que por lo que respecta al cambio de nombre de Tías por el de Tejada u otro que podría estudiarse para reemplazar al anterior, se estima es conveniente antes de pronunciarse en asunto, debe llevarse a cabo un sondeo previo de la opinión pública del pueblo y autoridades provinciales, insulares y locales, por los medios de información que la Presidencia considere oportunos, por la trascendencia de toda índole que supone el cambio de nombre de un Municipio.”
Téngase en cuenta que la propuesta del término Tejada es otro error producto de los planos resultantes de un levantamiento topográfico, en los que se señaló “Morro de la Tejada” en vez de “Morro de la Tegala”, como se le conoce por la gente del pueblo y en documentación escrita como son escrituras públicas de la zona. Nunca más se volvió a plantear cambios de nombre alguno.
Reiteradamente, los que nos movemos en el mundo de la cultura hemos planteado la necesidad de “revisar e investigar la historia y la cultura de Lanzarote”, pero nos encontramos que los responsables políticos de la isla han estado más preocupados por intereses inmobiliarios que por los intereses comunes, lo que resulta realmente lamentable es que un municipio como éste de Tías apenas cuente con publicaciones sobre su historia.
Por eso, reitero las palabras del principio y felicito al autor de este libro, Juan Cruz Sepúlveda, por el noble y generoso empeño en dedicar parte de su tiempo libre a este proyecto en los tres últimos lustros, en los que se ha empleado en la búsqueda de documentación y fotografías, así como en la de conversar con los protagonistas de cada sector y de cada época. Sin duda, una minuciosa reconstrucción de la memoria del municipio a la que, por sensatez, habrá que mirar, leer y pensar para encauzar el mejor futuro para Tías.