Fuente: La lucha canaria «Lo Nuestro»
Por Bernardo Bravo Marín
Entrevista a Manuel Cabrera «Pollo de Tías»
Empezó muy joven a dedicarse a la Lucha Canaria. La casta le viene de antaño, tanto de su abuelo Santiago Rodríguez Borges «El Majorero», como de su tío Ulpiano Rodríguez Pérez o, por qué no, de su abuelo Mamerto Rodríguez Pérez Betancort.
—¿Dónde naciste?
—En Tías, el día 12 de septiembre de 1932.
—¿Dónde fueron tus inicios?
—Desde muy joven, con los muchachos del pueblo, nos reuníamos detrás de una pared, y allí comenzamos nuestras primeras pegas. A los trece años medía la estatura que tengo (1,83 centímetros) y pesaba 84 kilogramos, que fue el que tuve cuando luchaba en la mejor época.
—¿Siguió en Tías o se desplazó a otra isla?
—A los catorce años me desplacé al equipo de-Arrecife, llamado Los Majos. Al poco tiempo me llamó Francisco Marrero Gutiérrez «Camurria», para llevarme al Tinguaro, de Tenerife, el cual presidía Imeldo Bello, y permanecí hasta 1948. Fuimos dos veces campeones de Tenerife y, a partir de ese momento, no fiché más por ningún club.
—¿Qué nos puede decir de aquel desafío ganado a José Pérez («Pollo de Las Mercedes») con tan sólo dieciséis años, y él siendo campeón de Tenerife?
—Por esta época estaba fichado en el Tinguaro (Tenerife).
Radio Club Tenerife preparó una luchada en el monte de Las Mercedes, y eligió ocho luchadores con los que formó dos bandos. Por una parte, el «Pollo de Las Mercedes» y tres más (los cuales no recuerdo), por la otra estábamos: Francisco Marrero Gutiérrez («Camurria»), Cándido Matoso García («Pollo Doramas»), Vicente Perdomo y yo. En la misma tiré al «Pollo de Las Mercedes» y ganamos en aquella fiesta. En verano de dicho año, por San Ginés (Arrecife-Lanzarote), me llamaron unos empresarios, que organizaban las luchadas, para reforzar un equipo de Lanzarote, junto con el «Pollo de Arrecife» (Heraclio Niz Mesa), contra un equipo de Tenerife, capitaneado por el «Pollo de Las Mercedes». Por las tres luchadas me pagaron 1.500 pesetas de la época y todos los gastos, pero puse una condición de que si quedábamos al final el de Las Mercedes y yo, teníamos que agarrar un desafío. Así sucedió. Comenzó y le llevaba dos y, a la siguiente, hubo una revuelta y la gente me decía que no siguiera luchando que la lucha era mía. Yo estaba nervioso, pues el «Pollo de Las Mercedes» tenía gran capacidad luchística. En un momento se acerca a mí un hermano de Matoso y me dijo: «¡Si ganas te forras!» Eso me dio ánimos y pegué de nuevo, le cogí el muslo con toque por dentro, y di en tierra con José Pérez («Pollo de Las Mercedes»). Aquella tarde creo que fue cuando cogí más dinero, la gente se puso toda a mi favor. Esto ocurrió en las fiestas de San Ginés de 1948, solamente contaba dieciséis años.
-¿Cuál ha sido la luchada que mejor has realizado?
—Exactamente la que te relaté anteriormente, en la cual tiré cuatro luchadores de Tenerife y me separé con el «Pollo del Ravelo».
—¿Recuerdas a cuántos luchadores has tirado en una sola tarde?
—La vez que tiré más fue contra el equipo de Arrecife (11), esto sucedió en Mácher (Tías) en 1946.
—Sabemos que aunque luchaste de compañero con Matoso, también se enfrentaron alguna vez.
—Es cierto, los dos éramos compañeros en el Tinguaro (Tenerife), pero me llamaron para reforzar la selección de Lanzarote con Manolín Suárez, de Las Palmas, la cual se enfrentaría con Fuerteventura. A Cándido Matoso García lo llamaron sus paisanos junto a Vicente Cabrera (hijo). Al final quedamos en el terrero Matoso y yo. Sabiendo que estaba fastidiado de menisco, me fui por cogida de muslo y di con mi gran compañero y amigo en el suelo. Esto data de 1948.
—¿Habrás tenido desafíos, aparte del anteriormente mencionado?
—De Tenerife me llamaron para luchar por las fiestas de Femes (julio), allí tuve uno con Román Betancor, que por aquel entonces le llamaban el «Pollo de Haría». Le di las tres seguidas. Otro fue con Heraclio Niz Mesa («Pollo de Arrecife»), en 1947, el cual me dio bastante «lata» pero, al final, gané por 3 a 2
—¿Hablando de luchadores de Lanzarote, a quién destacarías?
—Siempre se habla de luchadores malos y buenos, quisiera hacerlo por pesos. Pesados: Fefo Rodríguez Cabrera, Heraclio Niz, le seguiría; Andrés Curbelo de León, «Pollo de Tao»; prosiguiendo: Chano Lemes, Domingo Eugenio, Marcial Cabrera, de Tao; Pepito Feo, del norte; Alfredo Rodríguez, Tolo Arroyo, etc.
—¿Qué luchador ha sido el más encontrado?
Sin lugar a dudas, «El Pollo de Arrecife».
—¿A qué fue debido que con sólo dieciséis años te fueras del Tinguaro (Tenerife) y no firmaras por ningún club?
—Para mí es fácil, creo que para la gente no. Yo me daba cuenta de que en un entrenamiento no temía a nadie, pero cuando llegué al Tinguaro había figuras como Francisco Marrero Gutiérrez («Camurria»), «Pollo de San Andrés», Vicente Perdomo, etc., a los cuales tuteaba, pero llegaba al terrero y me venía abajo. Muchos piensan que era mimoso, pero lo cierto es que en el terrero no era ni un 50 por 100. También influyó que mi familia, más concretamente mi padre, no quería que luchase, pues mi tío Ulpiano Rodríguez Pérez había tenido lesiones.
—¿Es cierto que desde tu bautizo se te inculcó la práctica del deporte vernáculo?
—Esa pregunta me la haces debido a mi padrino de bautizo, el gran luchador Mamerto Pérez Betancort (hermano de mi abuela materna), el cual falleció a los tres meses de yo haber nacido.
—¿Es cierto que tu abuela luchó y tiró al que después sería su esposo?
—Mucho se ha hablado de la señora Dolores Pérez Betancort. Cuando se presentó, en Los Valles, Santiago Rodríguez Borges a desafiar a su hermano Mamerto. Al no encontrarse él, le hizo frente (luchísticamente hablando). Posteriormente se casaron y dieron grandes lumbreras a la Lucha Canaria.