Fuente:
Archivo de: Óscar Torres Perdomo y Jesús Perdomo Ramírez
Pregón de las Fiestas de La Magdalena
Conil 2008
Por Rafael González Rodríguez
Sr. Alcalde, Sr. Concejal de fiestas, Concejales de la Corporación del Iltre. Ayuntamiento de Tías, Comisión de fiesta, Vecinos, amigos, allegados al pueblo, a todos los aquí presentes en esta noche, que aunque sea hoy la festividad de la Virgen del Carmen, vayan, por tanto, mis felicitaciones a las/os que lleven por nombre o segundo nombre, Carmen o Carmelo, así como a la gente relacionada con la mar, por ser su patrona, buenas noches.
Doy comienzo al pregón de las fiestas de Conil, que para mí como vecino de este pueblo es un orgullo ser pregonero de estas fiestas, al mismo tiempo que quiero agradecer a la Comisión de fiestas, que haya depositado en mí la confianza para llevar a cabo este acto, que si bien es verdad, que lo de pregonar las fiestas, no es un acto tradicional en los pueblos, sino en las grandes localidades, pero si es cierto, que se ha puesto de moda desde los años 90, pregones que en la mayoría de ellos son un recordar las celebraciones de las fiestas pasadas, las vivencias, las anécdotas, desde hace muchos años atrás, donde las realidades eran diferentes a las actuales, donde no existía otro divertimento, a lo largo del año, sino las fiestas del pueblo, las de La Magdalena y el Sagrado Corazón de Jesús, en Carnavales, algunas máscaras con refajos de trajes con olor a humedad que se sacaban del baúl o de algún armario viejo, las novenas de mayo, la Santa, desde el 12 de Diciembre, víspera de Santa Lucía, hasta casi la Misa del Gallo, la noche del 24, en casa de Cristobalina y más tarde en la Herrera. Los medios de locomoción eran escasos, el que más recuerdo era el coche de Domingo, q.e.p.d., que mi hermana Mary Nieves y yo nos volvíamos locos por ir a lavarlo para que nos llevara cuando iba a buscar las batatas a San Bartolomé, imagínense la chapa que tenía que nos subíamos sobre el techo y ni se inmutaba.
Con lo cual se vivían con un entusiasmo especial, ya que con motivo de las fiestas, aprovechaban, aquellos que habían nacido en el pueblo, para hacer un alto en el camino, dejando algunas tareas cotidianas, y hacer una visita familiar, a casa de sus padres, abuelos, o de amistad que les unía y que por algún motivo se encontraban residiendo fuera este, bien por trabajo, por haberse casado y el cónyuge haberle motivado el cambio de residencia, por motivo de vivienda, por haber emigrado algún día, etc. Y que aún así, siguen sintiéndose del pueblo, y no se veían desde la fiesta anterior, o en un entierro, o como se suele decir «u. de San Juan a Corpus», y se reencontraban en la fiesta para disfrutar de un baile o de una conversación amena junto al ventorrillo, compartiendo un vaso de vino de la tierra y de un plato de carne de cochino, en adobo.
En la actualidad, como bien decía, es otra realidad diferente a la de antaño, podemos ver como todavía no termina una fiesta y comienza otra, a lo largo de todo el año, y más aún cuando la mayoría de la gente joven y adulta tienen coche y a 4 Km., más o menos, por citar un lugar próximo, tenemos toda una zona, en Puerto del Carmen, con todo tipo de ocio, consolidado, para todas las edades, gustos y variedades, donde hasta elegir el lugar y la fiesta se hace difícil, ante tanta oferta, bueno se me olvidaba el karaoke de Morales, que es lo más próximo que tenemos.
El pregón empieza hacer un acto bastante interesante, dentro de la programación de fiestas, ya que para muchos de los aquí presentes les sirve para refrescar la memoria, y muchos de ustedes aún recordarán de su época de infancia, y a los más jóvenes como una exposición de esas vivencias y de esas celebraciones pasadas, que seguro que al finalizar este pregón las entenderán.
Yo, lógicamente les hablaré de algunas vivencias y anécdotas de mi generación y de algunas, que de generaciones pasadas he escuchado, en conversaciones de mayores.
Muchas cosas, que eran muy positivas, se han perdido, tales como la participación, tanto personal como económica, en lo personal, la participación cada vez es menor, los vecinos cada vez nos involucramos menos, no hay sino recordar que estábamos ansiosos por que llegaran las fiestas del pueblo, donde se involucraban la mayoría de los vecinos, desde los que prestaban los bidones, los pitones, las vigas, o los que cogían la «peiguela» o la carretilla para cargar piedras que se metían en los bidones como lastre y para sujetar el pitón o la viga, por que lo que si nos ha seguido con la historia es el viento, hasta los que se encargaban de engalanar el pueblo con las banderitas de papel, y una vez embanderado el pueblo, recuerdo que Melo Aparicio, q.e.p.d, lo complementaba colgando unas varas de parras con unos racimos de uvas, que traía de Entremontañas; incluso recuerdo que Emilia Sepúlveda, q.e.p.d., nos preparaba un trozo de lona blanca, para hacer la pancarta, que poníamos cruzando la carretera, donde se podía leer «Bienvenidos a las fiestas» o «Conil en fiestas, sean iBienvenidos!»; en cuanto a lo económico, se recaudaba dinero, bien a través de rifas, como de aportaciones de vecinos, y así probablemente valorábamos más las fiestas, parece que la gente valora lo que le cuesta. La cuestión económica es una contradicción en la fiesta, a mayor nivel económico, menor nivel de participación, con lo que se justifica la incomparable participación de antaño a la actual.
Como actos tradicionales de las fiestas teníamos la función, acompañada del Coro de Benigno Díaz, tanto en el Sgdo. Corazón de Jesús, como en La Magdalena y a continuación la procesión, sin banda municipal; la carrera de burros, con la excepción de la participación de Santiago, que traía su caballo para que alguno corriera con él, acto que ya se ha perdido, por la desaparición de burros y por el asfalto de los caminos, donde se llevaba a cabo las carreras; la lucha canaria; ya empezaban las «escala en hifi», hoy «Play Back», y también como no, recuerdo al amigo Salvador Requena que nos proyectaba alguna película en super 8, sobre una sábana blanca, que servía de pantalla; los juegos infantiles, que se solían hacer en la carretera, dado el escaso tráfico, con la carrera de sacos, chocolatada, el juego del sartén, la ginkana de carretillas, la soga, etc.; los bailes no podían faltar, y al no existir un lugar fijo, antes de construirse el Teleclub o Centro Sociocultural, pues cada año se llevaba a cabo en lugares diferentes, en el Casinito de Conil o el Casinito de Dña. Magdalena, que era la dueña, que estaba en Conil Arriba, un cuarto de piedra seca, con apenas 10 metros cuadrados, donde dormían los animales (gallenía), en la persevera se ponían los músicos, y el resto se usaba de pista, donde sólo permitían la entrada a cuatro parejas, que bailaban un par de piezas y luego entraba otro grupo de hombres. Alrededor del casinito se ponía uno o dos ventorrillos, donde aguardaban hasta que le tocaran el turno de baile. Tan famosos se hicieron estos bailes que todo el pueblo los recorbaba, y de hecho queda plasmado en una copla simpática que Domingo Hernández contaba, que decía:
El casinito de Conil
es más grande que el de Haría
porque tocan en la persevera
y bailan en la gallenía
Contaba Domingo, que la gente se divertía haciendo parrandas de casa en casa por los caminos, sacando a la gente, que se sumaban a la jolgorio hasta la amanecida, durante cuatro o cinco días, que duraba las fiestas.
Otros lugares de bailes eran, La Herrera, en las casas de Seña Manuela, Juanina, Pedro Cabrera, en el Almacén de Pedro Aparicio, y probablemente en algún sitio más, y ya más tarde en una explanada de cemento que con la ayuda de varios vecinos, la colaboración del Ayuntamiento aportando la brosa, para el piso, y la cesión del suelo, en precario, de Paco Rodríguez y de su hijo Juan Ramón, q.e.p.d, se hiciera en la trasera del Bar «El Baso», hoy Bar «Casa Juan Ramón», donde al finalizar las fiestas ya se hacían algún asadero de sardinas sobre tapas de bidones de piche, por la escasa luz y según por la cara que pusieras las sardinas, podían salir bien asadas o ensalzadas en piche, así como la lucha entre solteros y casados; el envite y la bola no faltaban, y en cuanto a deportes tuvimos un equipo de fútbol, donde entramos en una liguilla a nivel municipal, jugando con los pueblos de La Asomada, Mácher y Tías, donde el costo del balón lo pagábamos todos lo jugadores, y el campo de fútbol de Conil, lo teníamos en la Peña, en un trozo de tierra que todos preparamos, y las porterías hechas de pitones, y recuerdo estar de árbitro, y cuando me tocaba arbitrar, desde que mi primo Miguel Ángel «el majorero» se cabreaba acababa machacando el pito con una piedra, y daba por finalizado el partido. También un equipo de Lucha, el Club de Lucha «Unión Conil», promovido y presidido por Guillermo Sicilia, q.e.p.d., cuyo campo de entrenamiento era en los almacenes de mi hermano Mingo, y algunas veces en verano en la playa, junto al Hotel Fariones, luchando en las competiciones insulares, de la Delegación de Lucha, y participábamos haciendo algunas agarradas para los turistas, en las fiestas canarias, que se celebraban en el Bar «Timanfaya», de Uga.
Durante las fiestas se echaba algún «bolaor», que días antes se le compraban a Basilio, el guardia, y así concluían las fiestas.
Quiero aprovechar este pregón, no sólo para echarles este discurso con el que se anuncia el inicio de la celebración de esta festividad, y haciendo la invitación a participar de las mismas, sino también sirva como homenaje a todas las personas que he nombrado y que ya no se encuentran entre nosotros.
Por último y como vecino, dar la bienvenida a todos los foráneos que nos visitan en estas fechas veraniegas y espero que se sientan como en su propia casa, disfrutando de manera solidaria y festiva, durante su estancia en nuestro pueblo, y que su regreso sea una invitación para que otros nos visiten.
Reiterar mis agradecimientos a la Comisión de Fiestas, al mismo tiempo que me pongo a entera disposición, dentro de mis posibilidades, para colaborar y participar de algunos de los actos programados. Una programación de actos que he observado, muy variada, del 16 al 28 de julio, donde pueden participar y divertirse los niños, jóvenes, adultos y nuestros mayores.
Sólo me resta, desearles a todas y todos unas felices fiestas.
Buenas noches