Fuente:
Archivo de: Óscar Torres Perdomo y Jesús Perdomo Ramírez
Pregón de las Fiestas de San Pedro
Mácher 2007
Por: Carmelo Mesa Corujo
El domingo, siguiendo una inveterada costumbre, fuimos a ver las alfombras del «Corpus» a Tías; estuve observándolas y me llegaron los viejos recuerdos de cuando con un grupo de amigos de Mácher íbamos a Tías a realizar también nosotros una.
Recuerdo que llegábamos amaneciendo, esperábamos a que hubiese luz suficiente y nos lanzábamos a la tarea.
¡Qué distinto es ahora!
La calle estaba sin asfaltar, había que hacer lo indecible para que no se ensuciase demasiado la alfombra.
Detrás vinieron otros imágenes, mis primeras visitas al pueblo, (venía en la guagua «Gildez», valía 17,40 pesetas ida y vuelta), mis primeros amigos, (hoy son innumerables), los encuentros en el casino, donde me enseñaron a jugar a La Santa. El cine algunos sábados. Lo que hacía uno por ….
¡Qué distinto es ahora!
Mis primeras fiestas de San Pedro, que casi siempre eran saludadas por el clásico viento, que llevaba a uno en volandas y que además lo ponía perdido de tierra…
Pero por encima de todo, siempre me impresionó la fé y entusiasmo de la gente que, hubiese el viento que fuera, sacaban a San Pedro en procesión por aquellos caminos. Hoy continúan haciéndolo.
Al atardecer, la gente volvía a salir, sobre todo la joven, e iban al casino (lugar obligado de reunión) donde se entretenía el tiempo con algunos juegos y se «moceaba» hasta el habitual asalto precursor del baile de la noche al que se acudía después de la cena. Bailes como siempre organizados por Emilio en el que había que paga r entrada.
La víspera venía «Antoñito el canario» (llamado cariñosamente así) y ponía alguna película, trayendo su propio motor de luz.
Algo que recuerdo son los partidos de fútbol entre solteros y casados. El botiquín: una bota de vino y el árbitro corriendo con una flauta.
Pasado algunos años, ya viviendo en el pueblo, no recuerdo bien cómo, un pequeño grupo, lanzó la idea de iniciar la construcción de club e iglesia, aprovechando un antiguo ofrecimiento de la familia Pereira.
A fin de recaudar fondos para el inicio de las obras, se hicieron algunos bailes en el casino cedido desinteresadamente por sus propietarios.
Con el entusiasmo y la buena voluntad de todos. Se iniciaron los trabajos hasta que un buen día tuvimos la visita del señor obispo que bendijo el lugar y se colocó la llamada primera piedra con los• recuerdos habituales en todas: monedas, periódicos, etc.
Con renovada fuerza, se siguió el trabajo y al fin se inauguró y ya hubo un lugar donde no sólo celebrar las fiestas de San Pedro sino donde poder acudir cualquier tarde.
Con el devenir de los tiempos, el ayuntamiento ha completado y complementado la primera idea en lo que es hoy, un acogedor lugar donde se celebran las fiestas, se realizan talleres y se puede acudir diariamente a encontrar a los amigos.
En mi mente queda, sin embargo, aquellas fiestas de antaño (será por aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor) así como los viejos «cabildos» donde uno podía aprender de la vieja sabiduría popular y también cómo no toda clase de cuentos y chascarrillos.
Muchas gracias a todos y felices fiestas.