Fuente:
Archivo de: Óscar Torres Perdomo y Jesús Perdomo Ramírez
Pregón de las Fiestas de Ntra. Sra. del Carmen
Puerto del Carmen 2005
Por: Bienvenido Saavedra Ramón
Es un gran honor el que se me haya brindado la oportunidad de realizar el pregón de este año 2005 para las Fiestas Patronales de Nuestra Sra. del Carmen, patrona de todos los marineros.
Esta distinción me llena de entusiasmo y en él justifico mi atrevimiento para participar de este modo, sin duda modesto.
Es mi intención transmitir unas palabras de elogio para este gran pueblo que me ha acogido como a un hijo más, desde los años 70.
A mí y a innumerables personalidades que han tenido el privilegio de disfrutar de este paraíso.
Ilustres figuras de la categoría del internacional tenor Alfredo Craus quien junto a su gran amigo el también tenor italiano Agustino Ferrin, disgustaban los manjares de nuestros mares en el “bar de Luis el Canilla” y en el “Tres Copas”. Graus supo apreciar la riqueza de nuestra tierra quedándose entre nosotros largas temporadas de descanso en el Quiquere.
O el malogrado César Manrique, quien rodeado de amigos visitaba La Tiñosa para pasear por sus orillas, descalzo, como a él le gustaba recorrer la costa de arena fina. Parando en los restaurantes del muelle para comerse una Vieja. César, con su conocido ingenio, miraba los peces y me decía: ESTOS NO SON MÍOS. Y yo, ignorante, le preguntaba: DE QUÉ HABLA contestándome: QUE NO LOS TOQUEN. Era su peculiar forma de transmitir su preocupación por el cuidado del medioambiente, por cuya defensa luchó hasta su despedida.
También pudimos compartir horas y conversación con el famoso cómico Mingote quién, en cuatro líneas convertidas en sus famosos dibujos, describía lo que él solía llamar: LA MAGIA DE LA TIÑOSA, EL PUERTO Y SU GENTE.
Este magnífico intelectual captó de inmediato el espíritu que se desprende de este entorno que embruja hasta hacerse con uno para siempre.
No nos faltó visita de políticos, científicos, artistas, literatos, reconocidos hombres de negocios o premios Nóbel. Así fue; el Premio Nóbel Severo Ochoa también llegó a Lanzarote en el año 1988 y nos dejó su visión personal de este pueblo en unas letras remitidas tras su regreso a Madrid.
Y así decía:
NO EXISTE RINCÓN CON TANTA TRANQUILIDAD EN TODO EL MUNDO. MIS PASEOS POR LA COSTA, LAS IMÁGENES DE SUS MARINOS TRABAJANDO EL PESCADO, SECÁNDOLO AL SOL Y EL AIRE FRESCO DEL MAR, ESA ES LA MEJOR MEDICINA.
Más recientemente recibimos dos veces al año la visita del Presidente de la República de Irlanda, el Sr. Bernie Ahern, quien alaba las delicias que le provocan este pequeño rincón de la Isla en cada una de sus estancias vacacionales.
Desde antaño, nuestros antepasados fueron trazando con sus pasos una huella cultural y plena de tradiciones que han conformado la idiosincrasia de este pueblo.
Nos podemos sentir orgullosos de ser isleños, de nuestra historia y de nuestro legado. De generación en generación, este pueblo puede alzar su vista y contemplar con orgullo nuestra herencia.
D. Juan Bethencourt en su obra “Historia del Pueblo Guanche”, cita este término municipal como aborigen y lo localiza como Aldea en Lanzarote.
Con las erupciones volcánicas del siglo XVIII, la estructura del municipio queda conformada como núcleo poblacional.
No podemos obviar la historia de la barrilla en este siglo, en que gran parte de la superficie de cultivo del municipio se destina a la obtención de este producto. En 1769 el Puerto de La Tiñosa adquiere su mayor importancia, ya que desde el se exportaba la barrilla. Aún hoy conservamos el nombre de la playa “Pila de la Barrilla” también conocida “Playa Chica”, en donde se quemaba el producto para sacar la sosa.
El pueblo de La Tiñosa a principios del siglo XX se va consolidando como una zona dedicada a la pesca. Y a partir de la mitad de la década de los 60, nuestra Industria Turística da sus primeros pasos en la isla, consolidándose como actividad económica fundamental y postergando a un segundo plano, otros sectores de producción hasta entonces fundamentales para nuestra supervivencia.
Haciendo honor a la Patrona de estas fiestas, La Virgen del Carmen, quiero hacerles participes de mi deseo de conseguir que todos los miembros de nuestro municipio se aúnen como una sola fuerza para hacer valer nuestro patrimonio artístico, cultural e histórico, nuestra tierra y nuestro día a día en comunidad, como ejemplo de concordia entre vecinos y como modelo de bienestar cultural y económico para el resto de los municipios isleños.
El desarrollo que ha experimentado en las últimas décadas la zona turística de Puerto del Carmen junto a las apuestas para mejorar la oferta de ocio y cultura en el municipio, me hacen soñar con una zona en donde impere la calidad de servicios, la internacionalización de esta tierra como referente turístico, el buen gusto en cada rincón.
Como trabajador en este bello enclave costero, he ido percibiendo su transformación de pueblo marinero a principal centro turístico del que disfrutemos todos y del que viven un gran número de familias.
Y cuando recuerdo mis inicios, en mi memoria aparecen como bellas imágenes plasmadas en mi retina las calas de arena fina y limpia, vacías, desérticas.
Las fuertes ventoleras en la zona de los Pocillos en donde la arena te golpeaba en las canillas sin perdón. Los pequeños recovecos de arena y piedra volcánica, como salientes prominentes hacia el mar, en donde nos reuníamos los amigos para compartir historias y canciones.
Las dunas de sus playas que recordaban tierras africanas, las aguas de color azul turquesa que aún podemos disfrutar con placer. La pequeña cala que llamamos “playa del Hotel” en donde todos nos refrescábamos en esas épocas de calor intenso. El muelle del varadero, en donde comprábamos todo tipo de pescado fresco que se mostraban como manjares para propios y extraños. El Barranco del Quiquere, con sus acantilados escarpados y su charcones esmeraldas.
La pesca del pulpos con la fija y la de morenas, que llevaban los marineros hasta la Playa Chica y que mirábamos con expectación los que no solíamos estar inmersos en esos oficios.
La partidas de bolas en el pueblo. Las tertulias en las calles durante el verano. Las pequeñas tiendas de aceite y vinagre, donde se compraba y se encontraba casi de todo.
Recuerdo a Maestro Agustín, quien llevaba a los turistas en su barco bordeando las marina; como lo hizo con el pianista de fama internacional Félix de la Villa.
O a Germán con su falúa, que se desplazaba hasta la isla de Lobos para disfrutar de una jornada en el más absoluto silencio, de las playas blanquecinas de este islote desierto, frente a Fuerteventura.
Esa esencia del pueblo sigue viva en las calles de la Tiñosa, en sus rincones y esquinas, ¡Tenemos que impedrir que ese espíritu se pierda!
Deseo sinceramente que estas Fiestas que comienzan en el día de hoy, sirvan para fortalecer la imagen que todos queremos mantener en nuestras mentes de este pueblo. Y con esta esperanza que, seguro será la de todos ustedes, sólo me queda desearles unas muy felices fiestas y decirles:
¡VIVA LA VIRGEN DEL CARMEN!