Fuente: Julián Rodríguez Rodríguez
Hijo de Nemesio Rodríguez Cabrera y de Francisca Cruz Bermúdez. Nació en Arrecife en 1941?.
Su vida la dedicó profesionalmente al diseño y la costura. Considerado un gran sastre, disputado no solo por particulares, sino por empresas como el Corte Inglés. Nunca quiso tener ataduras de ningún tipo, y así se mantuvo, soltero y autónomo.
Su trabajo de diseñador de costura y costurero se diluyó en lo privado y en lo particular. Sus obras se conservan en el anonimato de colecciones particulares. Nunca apareció en pasarelas. Las murgas y la mises, pudieron disfrutar de sus diseños que siempre pasaron desapercibidos en el anonimato, porque nunca quiso protagonismo.
Todo un creador de cultura, diseñador de costura y un auténtico manitas con la aguja. No había diseño, ni traje de Señora o de Caballero que se le resistiera.
Su otro mundo, en las Comisiones de Fiestas, sobre todo en Tías y en la Tiñosa, su segundo pueblo; porque nunca renunció a ser “Puerto – Carmeño”, como se denominaba. Durante muchos años, entre bambalinas supo permanecer para que otros, el pueblo disfrutara de las fiestas populares.
Su otra pasión, la música y las parrandas. La parranda fue su otro espacio creativo y social. Crecía con la música y la canción. Admirador de María Dolores Pradera.
Enhebrador de coplas que aún vuelan de parranda en parranda, ya sin autor. Pero esa ha sido su aportación a la cultura popular. Pespuntaba de la misma manera un trozo de mahón que unos versos para las Rondallas.
Sus diversas creaciones fueron volátiles como sus coplas. Disfrutó de ellas mientras las componía. Luego huérfanas o adoptadas por la población caminan entre su gente.
Nunca tuvo nada, más que su herramienta de trabajo, la aguja, las tijeras y la cinta métrica.
Como todos los genios, su capacidad creativa solo se desarrollaba en el filo de lo imposible, en el límite de lo inesperado. El tiempo se paraba en su proceso creativo, aunque en la realidad los minuteros del reloj no había quien los para. Y aquí el tiempo, que para él no existía, le jugó siempre más de una mala pasada, porque el resto de los humanos, se enredaron y se trabaron con el tiempo, que el nunca fue capaz de entender ni aceptar. Algunas murgas se encontraron en el escenario con el traje cogido con alfileres. Y así vivió siempre. En un mundo cogido por alfileres.
Diseñador en el desván, el creador del pespunte, el genio del hilván.
A nivel personal, fue relaciones públicas de la familia. Nunca dejó de visitar a los parientes y mantener una conversación en torno a un pizco vino.
Murió en Arrecife el 14 de Noviembre de 2010.