Pregón de Tías 2017

Publicado: 28 enero, 2017 en Pregones de Tías

Fuente:
Archivo de: Óscar Torres Perdomo y Jesús Perdomo Ramírez2017-ramon-valiente

Pregón de las Fiestas de Ntra. Sra. de La Candelaria
Tías 2017

Por:  Ramón Martín Valiente Sepúlveda

Excelentísimo Señor Alcalde, distinguidas autoridades, Sr. cura párroco, familiares, vecinos y amigos todos.

Buenas noches.

Hermosa labor la que me ha sido encomendada, nada menos que anunciar el inicio de las fiestas patronales en Honor a La Virgen Nuestra señora de Candelaria y San Blas.

Cuando recibí la llamada del Sr. Alcalde solicitándome que si quería ser pregonero, casualmente era el día 28 de diciembre, fecha muy propia para gastar bromas. Así que lo primero que se me vino a la cabeza fue que era una inocentada, pues como dice el refrán que donde las dan las toman, pensé en un
primer momento que de eso se trataba, ya que todos cuantos me conocen, saben lo que me gusta un «chascarrillo», meterme con la gente y dar bromas. Por lo que no quise confirmar nada hasta asegurarme de que era cierto e ir asimilándolo.


Debo decir que me quedé bastante preocupado por la gran responsabilidad que esto conlleva.

Pasados unos días hablé con el concejal, y después comentándolo con la familia éstos me animaron, pues no deja de ser una bonita y significativa tarea.

Antes de continuar, quisiera agradecer profundamente que se hayan acordado de mí pues es todo un orgullo. Así mismo quisiera manifestar mi más sincera admiración y reconocimiento a los pregoneros que me han precedido poniendo en sus palabras ese aire de nostalgia con el que han ido narrando un poquito de la historia de este nuestro pueblo de Tías.

El pregonero de las fiestas ha sido siempre el que anuncia en alta voz las actuaciones y festejos a realizar. Hoy,….cuando los medios de comunicación nos facilitan el llevar cualquier noticia a todos los rincones de nuestro mundo en cuestión de segundos, cuando estamos en la cultura de la televisión, del móvil, del whatsapp, de internet, y del correo electrónico, me pregunto… ¿qué sentido tiene ser pregonero de una fiesta?

Permítanme dar una nueva perspectiva tal vez muy personal, al oficio de pregonero hoy. El pregonero es el que recuerda, evoca y activa el sentido más profundo de nuestra fiesta.

En este pregón intento recordar acontecimientos, ya de todos conocidos, pero que conviene traer a nuestra memoria de mayores y grabar en la de los niños y jóvenes que comienzan a iniciarse en el conocimiento de los hechos históricos de nuestro pueblo y de nuestra isla, avivando el sentimiento con el que intentamos actualizar costumbres y tradiciones del pasado que forman parte de nuestras raíces y por nada del mundo deben perderse.

Aunque yo más que de historia me gustaría plasmar mis vivencias, recuerdos y anécdotas que han ocurrido incluso con muchas personas que desgraciadamente ya no están entre nosotros, y que me gustaría quedase constancia, porque fueron personas muy volcadas que también participaron activamente en estas fiestas y de las que guardamos un especial cariño. No puedo evitar recordar en estos momentos a mi padre, persona muy religiosa, con mucho sentido del humor y que ha dejado un gran legado a sus hijos y nietos.

Nací, fui criado y actualmente sigo viviendo en Las Cuestas, bajo la mirada protectora de nuestra madre en la advocación de La Virgen de La Candelaria, de la que hemos sido muy devotos toda la familia.

Aquí fui bautizado a los ocho días d nacer, cuenta mi madre que me trajo mi tía Lola porque Don José el cura se iba de viaje por esos días y quería bautizarme, según las costumbres de antes, por si pudiera enfermar o pasarme algo.

En esta misma iglesia hice mi primera comunión, me casé, bauticé a mis hijos y han sido muchísimos acontecimientos los que en esta parroquia hemos celebrado, compartido y vivido, con lo cual me siento unido por un gran vínculo con los vecinos y toda la comunidad de la que siempre me he sentido partícipe.

Al vivir tan cerca de la antigua casa del cura, me vienen a la memoria muy buenos recuerdos, de ir a jugar en aquellos alrededores, visitar el archivo, estando de cura Don José Quintero, y su padre Buenaventura, que pasaba largas temporadas con él, persona con mucha chispa con ese acento canarión. Así como de ir conociendo a todos los curas, tanto los que venían destinados, como 1•os que llegaban ocasionalmente que no dejaban de pasar a visitarnos a la tienda de mis
padres.

Con Don Luis Marrero me inicié de monaguillo. De su mano recuerdo aquellas catequesis, excursiones, convivencias (cabe destacar que esto ya se hacía en la iglesia de San Antonio y en la nueva y actual casa del cura) No olvido los ensayos de los versos y villancicos para el nacimiento en la noche buena, siendo nuestras animadoras•, Irene Álvarez y Azucena, que menuda batalla teñían con nosotros, intentando que aprendiéramos los poemas y entonáramos aquella canción, Joselito y yo, delante, los dos cada cual más desafinado, cantando, «acaso porque soy negro, no puedo ir al portal, acaso porque soy negro, el niño se va a asustar «.

Qué bien lo pasábamos aquellos grupos de chicos y chicas que hacíamos de pastorcitos y que al final no salía tan mal!!!.

Todos contribuíamos a construir un escenario que ocupaba toda la parte central del altar, donde colocábamos el misterio y toda la decoración del Belén que he de decir que era una gran obra de arte hecha por un voluntariado de jóvenes que nos volcábamos con mucha alegría e ilusión, ya que era de las pocas cosas que teníamos por entonces.

En esa época no se hacía las cenas familiares típicas de estas fiestas, como ahora, sino que todos íbamos a la misa del gallo, con la representación, donde hubo unos años que se fue adaptando según la realidad que se vivía en el momento, queriendo destacar que Jesús nace en cada situación de las personas, sobre todo en los marginados,. pobres y en los que realmente necesitan un salvador. Solíamos llevar algo de picoteo y al terminar la misa continuábamos la celebración en los salones de la iglesia.

Siempre con el rancho de pascua acompañando las eucaristías, el cual forma parte de una vieja tradición de la que también participé, y ojalá nunca se pierda.

Al día siguiente se acostumbraba a ir por las casas de visita, tocando y cantando, donde ya nos tenían preparadas las mesas con sus truchas, un vinito, una copita de anís, licor de plátano y para los más resacados una jícara de café.

En 1.976, llegó un nuevo párroco, Don Jesús Vega Mesa, Recuerdo que lo acompañé para presentarles a los vecinos, sobre todo a las personas mayores de Las Cuestas. Esas casitas escalonadas y separadas uñas de otras, que nada tiene que ver con el paisaje actual más masificado.

En el año 1.978, Suso, (así le llamamos) gestionó la restauración de la Virgen con la ayuda de Don Teodoro Rodríguez Rodríguez, (un cura que había estado en la parroquia antes de Don José), quién trajo de Las Palmas la imagen restaurada, para terminar de arreglarla y vestirla, cosa que hicieron en mi casa. Algo que fue un acontecimiento y despertó la curiosidad entre los más chinijos, por ver cómo era la virgen por dentro. Puntualizar que yo la vi sin ropa, cosa que San Blas con los años que lleva aquí a su lado, seguro que no la ha visto.

Bromas aparte, recuerdo que salimos desde mi casa con Don Teodoro en procesión cantando, ya oscurecido y pues no había llegado el alumbrado público. Recordar que la Virgen traía dos velas, pero una llegó partida y el cura se la regaló a mi madre, quien aún la conserva.

Al vivir en Cuatro Esquinas, podía ver a la gente caminando para ir a las misas. Tengo en mi mente a los que venían de El Morro y de la carretera, subiendo por la cuesta de Seño Justo, y a los del lugar de abajo, los cuales llegaban por el barranco de Las Truchas, que se unían con los de Corralprieto, y juntos tomaban la empinada cuesta pasando por delante de la casa de Ramón, María, Félix y Margarita hasta llegar a la iglesia, todos empolvados, porque no había calles asfaltadas sino caminos y veredas, pues los coches por aquel tiempo eran escasos .

Recuerdo que lo primero que se asfaltó fue la carretera Tías – San Bartolomé. Pasando la antigua casa del cura a mano izquierda, justo en la cuneta, abrieron una zanja para la salida del agua y dos vecinos que salieron de la tienda de mis padres, donde acostumbraban a pasar los ratos debatiendo y tomándose unas copitas, salieron en dirección a su casa, (algo contentitos). En el recorrido, uno de ellos cayó en la zanja, pero el otro no se percató y siguió hablando sólo, hasta que cuando se fue a despedir, notó su ausencia y asustado dio la vuelta pero no lo encontró. De nuevo llegó a la tienda gritando que el compañero había desaparecido. Salieron todos en su busca y en medio de la oscuridad oyeron al susodicho gritar «que alguien me traiga una escalera», pero no lo veían porque ellos estaban al otro lado de la carretera, y escuchaban la voz que provenía a través del tubo.

En este lugar de arriba, hay mucha historia de travesuras y anécdotas que me gustaría compartir con todos ustedes. Otra que nos contaron y que a todos nos hizo mucha gracia, fue un día al salir de una novena de Mayo, ya noche cerrada, cuando a Juan Rodríguez, Juan Ferrer y Juan el de Seño Justo, no se ocurre otra cosa que esconderse en el cementerio y al paso de los que salían de la iglesia ponerse a tirar unas toscas que sonaban como bombas. Lo que ocasionó que del miedo salieran en estampida, pasando de largo incluso delante de sus propias casas debido a la velocidad que llevaban, quedándose mi padre atrás gritando,»no corran chicos que es peor».

Ha llovido mucho desde entonces, y hablando de lluvia, no podré olvidar ese día 10 de octubre de 1.973, que llovió tanto, tanto, que todo lo que el agua arrastraba a su paso apareció en Cuatro Esquinas, concretamente en mi casa.
Entraba agua por una puerta y salía por otra. Casi no conseguíamos terminar de achicarla, ni aún con la ayuda de todos los vecinos. Hubo que traer incluso una pala mecánica. A partir de ahí mi padre puso unos sacos de millo detrás de las puertas, cualquiera se atrevía a tocárselos!!!!

Al día siguiente La Cuestas parecía que la habían cambiado, pues los barrancos se rellenaron, teniendo la percepción de que todo había quedado allanado, el de la casa del cura, el de Vicenta, que a propósito, una familia con la que me unía una gran amistad, donde todos los días iba a jugar. Y quién me iba a mí a decir que terminaría casándome con una nieta, hija de Gregorio Rodríguez, al que quiero hacer especial mención, porque fue una persona que colaboró y participó activamente en todo lo referente a los actos de la fiesta.

Cuando éramos pequeños no había las fiestas que hay ahora, el único cine que podíamos ver, era cuando Lázaro nos ponía películas en El Morro. A Lázaro lo tengo presente, pienso que hay mucho que agradecerle, por su entrega y disponibilidad en todo lo referente al cuidado del templo para que no falte ni el más mínimo detalle en estas fiestas . Cuando oía ese repique de campanas anunciando al pueblo que se acercaba la hora de la misa. También el encargado de tirar los voladores indicando que estábamos en fiestas, (aunque actualmente se encuentra eh peligro de extinción porque al parecer los perros •de ahora son más sensibles que los de antes). Yo no me imagino una fiesta sin los voladores de Lázaro!!! Voladores que también anuncian fiesta, jolgorio, alegría y reencuentro con los vecinos.

Otra cosa con la que disfrutábamos era que •nos dieran algún duro para poder comprar los polos redondos de hielo, piñas y turrones en los carros de Luna y Acuña.

Recuerdo otro día que subíamos mi hermano Juan Pedro y yo a misa con nuestras mejores galas, estrenando unas sandalias de cuero tan bonitas que nos había comprado mi padre en Arrecife y no habíamos subido la cuesta de Seño Justo cuando se le rompen las tiras a Juan Pedro, yo riéndome de él, cuando miro para las mías y lo mismo. Tuvimos que dar la vuelta, a mi madre le dio por reírse, pero mi padre decía, ahora tengo que devolverlas!!! ‘

De las fiestas de La Candelaria, ¿qué más puedo contar?… La celebración solemne de la eucaristía con todos los sacerdotes de la isla, Benigno tocando el órgano en el coro, y ya más tarde junto a las religiosas se ha formado un grupo de personas de la comunidad que animan y acompañan con los cantos. Luego la procesión con las rondallas que bailaban delante de los santos. También tenemos la suerte desde hace bastantes años, de contar con una banda municipal que acompaña a la procesión.

Otra cosa que me viene a la memoria es lo contentos que nos poníamos porque se juntaba toda la familia a comer el estofado o el puchero. Era motivo de alegría compartir la mesa con familiares y amigos invitados, cosa que daba sentido a la fiesta.

Este es un pueblo con bastante cultura teatral. Empezamos desde chicos haciendo representaciones. Primero con Candelaria Borges, de la cual guardo muy buenos recuerdos. Formábamos un grupo de buenos amigos y amigas que nos lo pasábamos muy bien.

Ya por los años 90, comenzamos en otro grupo de teatro llamado la diversión de Tías de la mano de Lila García y que actualmente lleva su nombre y del que es un honor formar parte.

Se celebraban campeonatos de envite, ronda y bola. También hacíamos gincanas, carreras, metidos dentro de un saco. Había un señor que se llamaba Santiago y que venía con un burro para que se llevara a cabo, la tan tradicional carrera de burros.

El deporte ha tenido mucha relevancia en Tías. En mi juventud, sobre todo la lucha canaria y el futbol.
Se le hacían desfiles de modelos, y bonitas carrozas, pero desgraciadamente se ha ido perdiendo esa tradición. Aprovecho la ocasión para invitar a que entre todos podamos retomarla.

También hacíamos festivales con la gente del pueblo que participaban cantando.

Recuerdo que fui el presentador junto a Inmaculada Hernández, (que hoy es mi cuñada) de unos concursos que estaban muy de moda era la televisión, como eran «el 1 ,2, 3, responda otra vez» y el programa «Ding Dong». Todos estos actos se llevaban a cabo en la sociedad Unión Sur de Tías, en la cual se hacía el típico baile asalto para los más pequeños y lo más parecido a una discoteca, para ir los domingos por la tarde. Eso sí, después de pasar por la dulcería de Carmen Luisa y Pedro, y llenarnos los bolsillos de golosinas.

Allí, se celebraban los bailes, sobre todo por las fiestas de La Candelaria, San Antonio, La Purísima y San José.

En aquel tiempo, a los bailes no dejaban ir a las chicas solas..Tenían que ir acompañadas de las madres, una vecina o una hermana mayor, que estuviera casada.
Hay una anécdota que me contó mi prima Mary Gloria, que Carmencita y la madre solían llevar a todas las chicas de las cuestas, que caminaban bastante para llegar. Un día iban con su farol en fila y deprisita (pues de todos es sabido la velocidad que cogía Carmencita), cuando la mujer tropieza a la altura de la casa de Silverio y cae al suelo, llevándose a todas por delante, una por una detrás de ella al ir todas enlazadas por el brazo.

Parece mentira que en apenas cuarenta años haya evolucionado tanto este pueblo. Está claro que con la llegada del turismo ha habido un antes y un después llegando el progreso y pasando de ser un pequeño pueblo con todas las casas separadas por sus terrenitos para plantar, donde yo creo que no había un vecino que no tuviera sus cabritas, conejos, cochinos, gallinas y los más •pudientes, un burro y un camello, lo que se necesitaba para el día a día.

Tías vivía sobre todo de la agricultura aunque había algunos ganaderos, otros que tenían que «embarcarse para ir a la costa», como popularmente le llamábamos antes.

Actualmente se ha convertido en una ciudad, donde no tenemos la necesidad de salir fuera por tener un gran abanico de comercios, de crecimiento en la cultura, deporte, música, todo lo que conlleva la evolución y el progreso de un pueblo. Aunque con ello hayamos perdido parte de nuestra identidad, porque ya muchos no nos conocemos.

Por eso yo no quiero terminar, sin antes invitara todos, pidiendo que continuemos en la línea de convivencia que nos ha caracterizando siempre. Eso nos dará paz y prosperidad para seguir cultivando y manteniendo vivas nuestras raíces.

Que asistamos a los distintos actos, tanto religiosos como los que el ayuntamiento ha organizado.

La tradicional fritura, donde delante de un plato de carne y un vaso de vino nos encontramos, compartimos y va consolidando esos lazos de unión entre todos.

Celebrar con gozo el día grande en honor a nuestra madre y San Blas, para dar gracias y pedirle que nos siga protegiendo y alimentando nuestra fe un poquito más.

Seguir fomentando el teatro, el deporte, la música, nuestro tradicional folclore, y que apostemos y luchemos por lo nuestro, dando testimonio para dejarle el mejor legado a los niños y jóvenes de nuestro pueblo.

En fin, convivir en estos días con todo lo que sé nos ofrece, porque esto es en definitiva sinónimo de fiesta. .

Esperando vernos en los diferentes actos, no me queda nada más, sino que agradecer a todos por haber venido y felicitarles por las fiestas, recordando aquellas estrofas tan populares:

Oh! Virgen de Candelaria
Dónde te tienen metida
Debajo Montaña Blanca
Con los vecinos de Tías
Desde lo alto del pueblo
A todos tus hijos miras
Mándanos tu bendición
Y cuídanos día a día.

¡¡¡Viva la Virgen de Candelaria y San Blas!!!

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