Fuente: Recorrido por la historia agrícola-ganadera de Lanzarote de ayer. El saber popular
Por Juan Santana de León
El número de cabras por familia mantiene la sintonía de San Bartolomé, con algún que otro ganado de 40 a 50 cabras. El tipo de pastoreo era familiar aunque la mayor parte del tiempo las tenía en sus casas. También era habitual en esta zona dejar entrar el ganado en las fincas para que comiesen el rastrojo y, de paso, las abonasen.
No en todos los pueblos compartían el mismo criterio de dejar que el ganado pastase en una finca cultivable, unos, no las permitían para evitar el depósito de malas hierbas o que rompiesen las paredes; otros, las quería para que comiesen parte de la hierba y así facilitaba mejor el rastrillado. También había quienes los dejaban, aún sin manifestar su desagrado ya que el pastor le prestaba el macho para sus cabras.
Aunque no había ganado de camellos ni burros, cada casa de labranza tenía ambos animales. Aquel que no tenía dinero se iba para la costa (de marinero) para comprar un camello. No era habitual la vaca aunque había alguna.
El Ayuntamiento de Tías tenía en su ordenanza municipal la obligación del pastor de tener el camino de tránsito de ganado con las paredes levantadas, nada de piedras caídas.