Pregón de Tías 2018

Publicado: 3 febrero, 2018 en Pregones de Tías

Fuente:
Archivo de: Óscar Torres Perdomo y Jesús Perdomo Ramírez

Pregón de las Fiestas de Ntra. Sra. de La Candelaria
Tías 2018

Por:  Lázaro Martín Bermúdez

Señor alcalde de Tías y concejales de la Corpora¬ción
Miembros de la Comisión de Fiestas
Señoras y Señores
Amigos y amigas
Muy buenas noches Tías

Pido en este momento tener un minuto de recuerdo a la memoria de Benigno Díaz, quien fuera una persona muy cercana a mí, y amigo y cuidador de las tradiciones de esta iglesia. Hace pocos días ha fallecido y deseo guardar un minuto de silencio en su memoria.

Estoy muy emocionado de estar aquí, no puedo evitar sentir un respeto absoluto viendo algunos de los nombres de los pregoneros de años anteriores.
Espero estar a la altura. Les digo que me ha sorprendido que hayan pensado en mí como pregonero de las fiestas patronales del pueblo y munici¬pio que me vio nacer.
Desde ahora en adelante, este día quedará escrito en mi memoria para siempre como un día inolvida-ble. Y todo gracias a ustedes, a la Comisión de Fiestas y al Ayuntamiento de Tías por proponerme como pregonero de las Fiestas de La Candelaria y San Blas 2018.
Muchas de las personas que están aquí me cono¬cen, y otros no. Por eso voy a relatarles algunas anécdotas de mi vida siempre vinculada con la his¬toria de esta iglesia y la advocación a la Virgen de la Candelaria.
Yo nací el 17 de diciembre de 1945, y soy hijo de Juan Martín (quien fuera sorchante de la Iglesia de la Candelaria) y Ofelia Bermúdez (muchos años cuidadora de la llave de la iglesia). Soy el tercero de cuatro hermanos, todos muy vinculados a La Candelaria. Ya van viendo que incluso antes de nacer ya tenía a la Virgen de La Candelaria, nuestra patrona, muy presente en mi casa y hasta en mi sangre.
El día de La Candelaria más triste que recordamos en mi familia fue el del año 1996 ya que ese día por la tarde fallecía mi madre. Quien fuera muchos años la cuidadora de la llave de este templo fue llamada al cielo el mismo día de la Virgen de la Candelaria, que tiene su nombre por ser la Virgen de las Candelas, la que ilumina el camino con su luz.
Antes de seguir compartiendo varias vivencias e historias en esta iglesia y sus fiestas, voy realizar un recorrido histórico por el origen de estas fies¬tas y la construcción de esta iglesia y la nueva que tenemos en la Avenida Central. Según he leído en la web historia de Tías, la devo¬ción a la Virgen de La Candelaria, se debe a la misma fundación del pueblo de Tías, por unas fa¬milias de Fuerteventura.
Ya en el año 1618, se empieza a edificar el Templo. En esta época, el cura D. Domingo Gonza¬lo quería hacerla en unos terrenos, hoy Camino Los Fajardos, otros lo querían hacer junto a su casa, en las Cuestas, posiblemente porque la imagen era suya.
Se logra que la Iglesia se levantara frente a la que hoy se mantiene erguida en el Lugar de Arriba junto al Cementerio. Según informes del archivo parroquial, en la Visita del Obispo, D. Juan M. Montesdeoca, el 22 de Enero de 1863, manda éste lo si¬guiente: «Que no siendo suficiente la Iglesia parroquial para contener a los fieles, ni aún en los días de mediano concurso, y estamos además en un extre¬mo de la población. Practique el V° Párroco las dili¬gencias conducentes a la edificación de un nuevo Templo, en el sitio donde se comenzó la obra años atrás». Era Párroco Don Antonio Fajardo.
Conociendo que la edificación de las obras anterio¬res estaba en el Camino Los Fajardos, cabe supo-ner, que el Obispo pida que se construya en este lugar, ya que son terrenos de la Iglesia. Siguiendo el Mandato del Obispo, siendo Párroco Don Fortunato Pereira y Camacho, se hacen los planos para el nuevo Templo, y se firman los mismos en Las Palmas el 28 de Febrero de 1870 por el Arquitecto Domingo de Garayzábal. El mismo Arquitecto termina el informe de la tierra que hay que desmontar, el 22 de Julio de 1872. Entre los años 1871 y 1875, el templo fue casi des¬truido por las llamas de un incendio, que según, re¬cuerda aún la gente (Sr. Justo Barrero) fue en el mes de Mayo, después de una novena, cuando el Cura, salió de la Iglesia, tiró sin darse cuenta unas velas, ardiendo el altar y los laterales. Aún se puede comprobar el papel quemado y la ceniza en el aro de la puerta. Lo que confirma que el Templo del cual se habla, no está construido aún. En la visita que hace el Obispo Don José Pozuelo Herrero, el 28 de Febrero de 1881, se escribe: «Que el Párroco haga lo posible para encarecer a los fieles la construcción de una nueva Iglesia parro¬quial que tenga la amplitud que el pueblo necesita y que ocupe el centro de la feligresía». Fortunato Pereira y Camacho, como Párroco, es¬cribe a su Obispo pidiendo dinero para construir el nuevo Templo, el 17 de Marzo de 1882 y entre otras razones dice: «Lo que hace de parroquia no es sino una ermita de pequeñas dimensiones. . . y además se halla completamente fuera de la pobla¬ción.
Tanto lo que dice el Obispo como el Párroco, confir¬ma que la Iglesia que se quería construir no es el Templo actual, ya que se quiere hacer en el centro del Pueblo, junto a la anterior construcción, es decir, en el camino de Los Fajardos. En la visita del Obispo Don Fray José Cueto Diez, Dominico, el 12 de Julio de 1892, DICE: «Hizo su entrada solemne en la Iglesia de Nuestra Sra. de La Candelaria, única de dicho pueblo». Habla del altar mayor, y altares laterales, lo que supone que la Iglesia nueva aún no se ha construido. Según los planos que se conservan, de la Iglesia, ocupa una superficie de 1.010 metros cuadrados, compuesta por tres naves, es decir, siguiendo el esquema antiguo y según los restos de dicho Templo.
En la Iglesia de La Candelaria mis momentos más felices fueron cuando me casé en el año 1971, se bautizaron mis tres hijos y también mis cinco nietos.
Parte de mi vida ha sido dedicada a la iglesia de La Candelaria. A los cinco años me quedé sin padre, el único recuerdo de él en la iglesia es pintando en el altar y yo en la puerta jugando con ella y me trin-qué un dedo, otra vez tocando y cantando en la función de La Magdalena y el día que falleció. Fui monaguillo muchos años con el párroco don José Quintero, en esa etapa fui monaguillo en la colocación y bendición de la primera piedra de la iglesia de San Antonio y la bendición del cemente¬rio nuevo.
Tantos recuerdos tengo de esa época que me lla¬maban el chico de la moto. Porque allá donde iba el cura Don José Quintero, me llevaba con él, como monaguillo. Y en los pueblos, cuando apa¬recíamos, me llamaban el chico de la moto. Antes le estaba relatando los orígenes de esta iglesia y la construcción de la nueva, en honor a San Antonio, junto a la Avenida Central. Tuve el honor de ser su monagillo en el acto de la coloca¬ción de la primera piedra. Esa nueva iglesia se vino a construir 86 años más tarde, según relata la web Historia de Tías, en unos terrenos cedidos por Don José Calero Mesa, padre de la familia Calero Rodríguez, uno de cuyos hijos llegó a ser el primer alcalde democrá¬tico que tuvo Tías tras la Constitución de1978, siendo Juan Calero Rodríguez el alcalde entre los años 1979 y 1983. El 25 de Octubre de 1959, el cura Don José Quintero Bojart, bendice la primera piedra, donde estuve yo como monaguillo. Fui monaguillo muchos años con el párroco don José Quintero, en esa etapa fui monaguillo en la colocación y bendición de la primera piedra de la iglesia de San Antonio, por eso lo recuerdo, y tam¬bién en el momento de la bendición del cementerio nuevo.
La inauguración oficial del cementerio se produjo el 6 de agosto de 1956. Era la madrina la hija Laura, de quien fuera un alcalde muy querido y que dejó un gran huella y legado, Rafael Cedrés. Laura de madrina y yo de monaguillo. Según consta en acta municipal: «Asimismo se acuerda hacer constar que el día seis de los co¬rrientes tuvo lugar la bendición e inauguración de la escuela y vivienda para la Maestra en La Asoma¬da, pista arenera de Tegoyo, y Cementerio Munici¬pal, cuyos actos fueron presididos por el Exce¬lentísimo Señor Gober¬nador Civil, Jefe Pro¬vincial del Movimiento, don Honorato Martín Cobos Laguera, con la asistencia del señor cura párroco, don José Quintero Bojart, autori¬dades provinciales e insulares que acompa¬ñaban, y Ayuntamiento en pleno…»
También recuerdo que un joven vecino de La Asomada, Lorenzo Reyes González, con 22 años, falleció en un camión en la zona de La Geria, y sería , en apenas unos diez días después de su inauguración del cementerio la primera persona, en ser enterrada en este camposanto. A lo largo de mi vida he dedicado, desde mi in¬fancia y juventud, mi vida y tiempo a esta iglesia y Comunidad.
Ya en ese tiempo, empecé a colaborar en la ela¬boración de los belenes de la Candelaria, ayu¬dando a Bernardo Arroyo. Me acuerdo que íbamos a buscar piedra hornera de un horno de una casa vieja y salíamos que parecíamos mine¬ros. Él por la edad dejó de hacerlo, y el primer belén que se hizo con papel lo realizó un maestro que estaba en Mácher, ya después lo hacía yo. Recuerdo que estando yo el cuartel en el año 1967 Don José Quintero fue a pedir permiso para que me dejaran salir para que hiciera el belén, años más tarde cambió y los belenes se hacían en la iglesia de San Antonio, recuperándose la tradición en el año 1996, que se celebraba el Bi-centenario de la parroquia, por iniciativa de Juan Pedro Valiente, que en aquel entonces era conce¬jal de Cultura y me llamó para que elaborara la en¬ramada de mayo y el belén, hasta el día de hoy. Pasamos muchos ratos Benigno y yo limpiando y pintando el techo, empezábamos a las 7 de la tarde hasta las 11 o 12 de la noche, teníamos que ir a casa de Juan Ángel para que nos prestara el compresor y la pistola, al terminar íbamos a de¬volvérselos a su casa y cada vez que íbamos nos llevábamos un pleito de Félix, el padre de Juan Ángel. Pero eso siempre lo hacíamos con mucho cariño.
Por Semana Santa ayudaba a Bernardo Arroyo a preparar los tronos para las procesiones, y como se vivía en aquellos tiempos la celebración de la Semana Santa y el sermón de las 7 pa¬labras por don José Quintero que hacía llorar a la gente. Al final de dicho sermón se disparaban cinco tiros con pólvora, lo preparaba un señor en el bautisterio, pero un año los preparé yo con los detonadores de los volado¬res, que en ese entonces venían separados de los mismos, los cuales preparé en el suelo de la sa¬cristía, para que no saliesen corriendo les puse una caja de madera en cada uno, con una piedra encima, cuando los encendí cerré la puerta y em¬pezaron a explotar que parecía que la sacristía se venía abajo. Al día siguiente, cuando fui a quitar las cajas, no había rastro de ellas, sólo quedaron las piedras. La Semana Santa, por ese entonces, se vivía con mucha fe y eso que las lecturas eran en latín, que no se sabía lo que se decía, hoy en día, que es en castellano, decimos, «qué pesado es el cura.»
Recuerdo que una vez fuimos a La Tiñosa a bende¬cir un barquillo. Yo acompaña a Don José Quinte¬ro. El dueño del barquillo le dijo que cuánto era y el párroco le dijo que nada. Pero que si quería darme algo a mí, que le acompañaba como monaguillo, podía hacerlo. Ese día vi un billete de 50 pesetas que me había dado. Yo lo único que quería era llegar a mi casa para ver la cara de felicidad en mi madre cuando le diera los 10 duros.
Antes, las fiestas de La Candelaria y San Blas no las celebraba el Ayuntamiento, sino la parroquia. Se salía a pedir casa por casa dinero para las fies¬tas, uno de los que salía a pedir era mi hermano Juan con otros vecinos. Mi hermano Juan cuenta que un año fueron a pedir a casa del Alcalde de esa época a ver si el Ayuntamiento colaboraba con las fiestas, dándole 2 pesetas y media y les hicieron firmar un recibo para el poder cobrárselo al Ayun¬tamiento. Las fiestas se empezaban con un «nove¬nario» con un cura de fuera de la parroquia. Benig¬no Díaz, desaparecido hace poco, y yo veníamos a tocar el alba a las seis de la mañana, y a tirar vola¬dores, cuando los había. Llegué a venir solo a tocar el alba y a tirar los voladores, tocaba las campa¬nas, bajaba corriendo a tirar los voladores y volvía a subir a tocar, de nuevo las campanas. Recuerdo que para enramar la plaza iban dos señores con sus camellos a buscar las ramas a Tegoyo, y des¬pués se buscaban vigas para las ramas y banderas de papel, Cuando se enramaban las vigas se tenía que hacer un agujero en el suelo, el año que había mucho viento el día de la Candelaria teníamos que volver a colocarlas para que estuvieran listas para la función y la procesión. Después de la Función de La Candelaria, en el centro del pueblo, más conocido por los vecinos de las cuestas como «la carre¬tera», se organizaban los juegos populares, como carreras de bicicletas, de sacos, gimkanas, y alguna carroza. Aunque si había Misa, no había baile.
La procesión hacía el recorrido por el camino del cementerio, hoy llamado Las Vistas de Tías, y se bajaba por casa de Señor Joaquín, actualmente Camino Las Taliscas.
Recuerdo que tocaba la banda militar, otros años venían músicos de la Villa de Teguise a acompa¬ñar la procesión, también llegó a venir una banda de tambores y cornetas hasta que se formó la banda de Tías.
Durante las fiestas estuve muchos años siendo el encargado de tirar los voladores. Fui durante muchos años miembro de las directi¬vas del Club de Lucha Deportivo Tías, Rondalla de los Chinijos (rondalla del Morro como se le cono¬cía) y de la Sociedad «Unión Sur de Tías». Cuando era miembro de la directiva del Club de Lucha en el año 86 tuve la oportunidad de viajar a Venezuela junto con mi mujer y más miembros de la Lucha Canaria de Lanzarote. Soy miembro del Rancho de Pascua de Tías desde hace más de 50 años, muy vinculado a la historia y vida de esta iglesia. También estuve vinculado muchos años con el cine parroquial, el cual llevábamos a muchos pue¬blos de la Isla, como anécdota nos pasó en un pueblo estando proyectando la película en un al¬macén de un vecino llegó otro y le preguntó al dueño del almacén «¿Coño Guillermo, no sabía que habías abierto una ventana hacia la era?» y lo que estaba viendo era la pantalla del cine. Esa anécdota ya era adulto pero también recuer¬do, que siendo un chinijo, estando de monagillo, en aquella época venían unos premios en las cajas de fósforo. Yo no recibí el premio pero si me encontré una caja con 75 pesetas, un billete de 50 y otro de 25. Era la víspera de las fiestas y fui corriendo a mi casa y se las di a mi madre. Y le dije que ya podía comprar carne para la comida del día de las Fiestas.
He querido compartir en este pregón muchas de mis vivencias. Yo no soy historiador ni profesor. Todo lo que esta noche les estoy contando los he vivido en esta iglesia y sus fiestas patronales. Pero también acudíamos a otras fiestas en los pueblos del municipio.
Un año tocando en las fiestas de San Pedro en Mácher con la Rondalla del Morro, había un señor al lado de mí que entre canción y canción me ofre¬cía un traguito de coñac, fueron tantos que ya no sabía ni donde estaba pero lo peor es que luego tenía que poner una película en el Cine del Morro. No supe si la puse al derecho o al revés, pero al día siguiente pregunté qué tal la película de ayer y me decían que estuvo muy bien. Antes para colocar las banderas en la torre no utili¬zábamos escaleras sino escalábamos por un lado de la torre con el peligro que eso llevaba ya que no teníamos ningún tipo de sujeción. Recuerdo un año que se estaba encalando la torre y mi hermano
Manolo la rodeó desde la parte más alta. En los últimos años, después de pasar el Día de Reyes y desmontar el belén, empiezo a limpiar los candeleros y retocar la pintura de las paredes. Mis hermanas Lola y Quinita vienen a limpiar para que todo esté bien para esos días. Antiguamente venían muchas más personas pero ya quedamos sólo unos pocos. Para la colocación de los tronos pido ayuda a mi hermano Juan y a mi hijo Sandro. Empecé en el Coro de la Candelaria con Benigno, quien tocaba el armonio. Más tarde se hicieron cargo de tocar, Braulio, Gerardo, Pepe Artiles, José «el palmero», José, Marianne y como directo¬ra María de los Ángeles, la monja. Dicho coro em¬pieza con los ensayos, finalizadas las fiestas de Navidad y Reyes. Ese coro está formado por veci¬nos de nuestro pueblo.
Mi hermano Manolo fue el compositor de la letra y música del himno de La Candelaria, siendo miembro del coro como músico del mismo.
Voy terminando con este recuerdo, con mi aporta¬ción al pregón de las Fiestas patronales de La Candelaria y San Blas 2018. Recuerdo a todos los presentes que el día 2 de fe¬brero a las 12:30 horas se celebra la función y procesión en honor a Nuestra Señora de la Cande¬laria y Patrona de nuestro municipio, así como el día 3 de febrero a las 18:00 horas la función y pro¬cesión en honor a San Blas. Siendo estos los actos más importantes de las fiestas ya que por ellos nos reunimos aquí todos los años. Agradecer a las autoridades municipales, a los miembros de la Parroquia de La Candelaria, a la Comisión de Fiestas y sobre todo a los vecinos de Las Cuestas por acordarse de mí para ser el pre-gonero de las fiestas este año 2018. Seamos más conscientes que nunca de lo que somos y lo que tenemos y hacia dónde nos dirigi¬mos, seamos más nosotros que nunca. Siempre es necesario volver a casa, sentir tus raíces, respirar la energía que nos da a todos cuanto entramos en esta iglesia. Sé, y muchos la sienten, esa energía que nos llena las velas y la cara de La Candelaria. Gritemos todos juntos,

¡Viva La Virgen de la Candelaria!
Tías está en fiesta, en honor a su patrona.

Muchas gracias a todos

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