Fuente:
Archivo de: Óscar Torres Perdomo y Jesús Perdomo Ramírez
Pregón de las Fiestas de Ntra. Sra. de La Candelaria
Tías 2019
Por: Juan Manuel González Fontes, «Nito»
Sr. alcalde, señoras y señores concejales, vecinas y vecinos de Tías, buenas tardes y bienvenidos a las Fiestas de la Candelaria y San Blas 2019.
Ante todo quiero decirles que me siento orgulloso por haber sido nombrado pregonero de estas fiestas tan especiales para mí.
Espero que disculpen mis nervios y deseo que disfruten de esta lectura acerca de mis vivencias y anécdotas sobre las fiestas. Anécdotas con las que juntos recordaremos aquellos años de un pasado no muy lejano.
Soy nacido y criado en el pueblo de Tías, concretamente en Las Cuestas y a los pies de Nuestra Señora de la Candelaria, lugar donde aún resido y donde quiero seguir muchos años.
Crecí como una persona vinculada al deporte, pues ya jugaba fútbol en el campo de Los Cásanos con diecisiete años. En la categoría juvenil me fui al Torrelavega para luego volver al Tías. También practiqué lucha canaria en el Tías y en el Mácher y actualmente soy miembro, directivo y delegado del Club de balonmano Puerto del Carmen.
También he tenido relación con la música del municipio, siendo componente del Rancho de Pascua de Tías desde los diez años de edad, participando en la Rondalla Gayda y también en la de San Antonio. Hoy en día, soy fundador y vicepresidente de la Agrupación Musical el Pavón, el presidente del Rancho de Pascua de Tías y «el que se lleva todos los palos.»
También debería decir que, con todos esos colectivos, he obtenido buenísimos recuerdos. Han sido muchas las vivencias en ensayos, partidos y viajes y muchas las personas con las que se forjaron grandes amistades.
A veces yo mismo me pregunto: ¿Cómo puedo estar metido en tantas cosas y cumplir con ellas?
Tengo muchos recuerdos de mi infancia en estas cuatro paredes. Fui monaguillo desde los siete años de edad hasta casi los doce con Don José Quintero, quien me pagaba treinta perras al mes como monaguillo. Cuando llegaba el mes de Todos los Santos veníamos todas las noches a la Iglesia para pasar el Rosario y leer los responsos de los difuntos. En mayó todos los pueblos del municipio participábamos en las novenas de mayo y al colegio de Tías siempre le tocaba ir a la novena un sábado para asistir a misa y decir los versos.
He participado en el Coro de la Candelaria desde hace mucho tiempo, desde esos años en los que Benigno Díaz Mesa tocaba el órgano. Sí que me trae muchos recuerdos aquellos portales que hacía Lázaro y que sigue haciendo. En aquella época, se ponía una cortina tapando la parte delantera hasta que el sacerdote cantara el Gloria Dios en los Cielos y en esos momentos se descubría el Portal. La gente se sorprendía ya que era una cosa que se ocultaba durante semanas y causaba bastante intriga.
¿Qué puedo decir de las fiestas de la Candelaria? Recuerdo todos aquellos asaderos que se hacían con leña y los ventorrillos, que se hacían con maderas y ramas de palmeras. Lázaro, Benigno, Juan Ángel, yo y algunos más veníamos a limpiar los candeleros por las vísperas de la Candelaria. Teníamos que dejarlos brillando para ese día tan especial.
Recuerdo cuando se hizo el primer asadero en las fiestas. En principio iba a ser de sardinas pero se hizo de carne porque fue en la época en la que los barcos no salían por el conflicto pesquero. Yo pertenecía a la comisión de fiestas de La Candelaria y me tocó ir con el vecino Pascual hasta Uga para buscar la carne del asadero. En ese primer asadero, que se hizo con Juan Calero como Alcalde, algunos dijeron que sólo había tocino y que la carne la habíamos dejado para nosotros.
También me acuerdo, que durante las fiestas de la Candelaria, los vecinos de Las Cuestas pasaban por las casas pidiendo dinero para comprar las flores que adornaban el altar. Y es que, en aquel entonces, el ayuntamiento no colaboraba pues eran cosas de la parroquia.
Recuerdo de chinijo, cuando íbamos a la escuela que estaba donde ahora se sitúa el ayuntamiento. Toda la pandilla de Las Cuestas íbamos caminando, hubiera frío, calor, lluvia o viento. Mi primer maestro fue Don José «El flaco.» Era un hombre muy alto y con el cual estuve un año. Luego siguió la tarea Don Agustín Valenciano.
También puedo decir que yo no era «trigo limpio», que me gustaba hacer ruindades y cuando ya me fui haciendo mayor, cogí algo de fundamento. Hice primero de Bachiller en Arrecife y ya no recuerdo las asignaturas que aprobé. Lo que sí recuerdo es que le dije a mi madre que los estudios no eran para mí y mi madre me dijo «Pues a trabajar». Estuve mucho tiempo dando tumbos pero a mí me gustaban las máquinas y los camiones desde chico. ¡Miren por dónde, elegí oficio!
Puse mi granito de arena con el Cuerpo Voluntario de Bomberos y Protección Civil de Tías y en el presente disfruto del campo, la vid y la agricultura que son mis hobbies en los fines de semana. Me gusta reunirme con los amigos cuando se puede y echarnos unos vinos ¡claro!
Me gustaría seguir contando algunas anécdotas:
La pandilla de Las cuestas tenía una bicicleta, por llamarla bicicleta. Por no tener, no tenía ni frenos. Sólo tenía el cuadro, el manillar, las llantas y no tenía sillín. Hacíamos carreras para ver quién aguantaba más tiempo montado. La carrera era salir de la plaza de La Candelaria cuesta abajo y los lomazos estaban asegurados. Salíamos con las canillas todas matadas.
Tengo recuerdos de la infancia cuando guardábamos las cabras en Gorraprieto. Yo no tenía cabras para guardar pero iba con los amigos. Teníamos una choza y allí nos poníamos a jugar a las cartas, olvidándonos de las cabras. Después teníamos que subir la montaña para bajarlas.
Guardo con cariño en mi memoria a los mayores, que por las tardes se reunían debajo de la casa de Señor Pepe Cabrera, el padre de Rafael «el guardia». Allí empezaban a decir cuentos y algunas mentiras. Se me quedó uno en la memoria que hablaba sobre uno que estaba arando en el barichuelo y comenzó a llover tanto que el barranco le llevó la silla del camello. En ese momento el otro le contestó: «¡fúmate esa!»
A mí me gustaba oír los cuentos de los mayores porque siempre aprendía algo.
Me viene a la memoria cuando mis padres me mandaron a Masdache sólo por primera vez. Era en tiempo de la vendimia y yo iba a buscar uva a casa de mi abuelo. Teníamos una burrita que era muy espantadiza y cuando yo iba por Las Gavias, de repente asomó un ganado de cabras que espantó la burra. Me tiró al suelo, la burra siguió para Masdache y yo seguí detrás con las alforjas colgadas al hombro hasta que llegué a Masdache. Allá ya venía mi abuelo en busca mía.
Me despido agradeciendo la escucha de todos y todas y haberme dado la oportunidad de compartir mis recuerdos. Sin más, que comiencen las Fiestas de la Candelaria y San Blas y ¡Qué viva la Virgen!
Juan Manuel González Fontes