Fuente: DiariodeLanzarote.com – agosto 2021
Por José Juan Romero
Hasta el 15 de agosto, en www. asociacionmercedesmedina-diaz.es, universitarios y universitarias con notas destacadas y limitaciones económicas, pueden optar a una beca. La asociación celebra su primera década. Ayuda económicamente, asesora y facilita la interacción. Así ha sido con los 40 beneficiarios-as en este tiempo, en el que su intensa actividad se explica en parte por la singularidad de uno de sus promotores, Juan Cruz Sepúlveda, entregado a esta ocupación de voluntariado desde su jubilación en 2014.
De los 39 años de servicio activo, más de la mitad, 24 cursos, los trabajó a pie de aula en primaria y secundaria. Los otros 15 cursos, divididos en tres periodos, transcurrieron en el sindicalismo, el CEP y la Oficina Insular de Educación. El largo camino, que al final le valió el premio Viera y Clavijo, se inició en Gran Canaria, en Castillo del Romeral-Juan Grande, con los primeros gestores de los Movimientos de Renovación Pedagógica de Canarias y del Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza del País Canario, María del Mar Almeida, Marino Alduán, Paco Luis Lemes, Pepe Mendoza…, con el primer gran pulso docente, el boicot del 77 a las oposiciones del MEC.
Regresa a Lanzarote al inicio de los 80, a las unitarias del sur, donde se curte aún más en el trabajo en equipo y el asociacionismo, junto a grandes profesionales como Jaime Quesada, Irene Betancort, Marrosa Díaz… En las Escuelas de Verano de actualización docente afianzó su carácter transinsular, tejiendo una red de amistades estrechas en todas las islas. En 1987, cuando se convocan las primeras elecciones sindicales en educación, cuentan con él para liderar el STEC en su isla. Pese a la ola pro-PSOE y UGT, el sindicato nacionalista ganó en Canarias, sumando en Lanzarote el 50 por ciento de los apoyos, con una participación del 75 por ciento. En esta etapa surge la amistad con uno de sus grandes referentes personales, el actual parlamentario de Podemos Manolo Marrero. En los 90 trabaja en la anticipación de la LOGSE en el Capellanía y, luego, dirige el CEP.
Acompañado de valiosos asesores y asesoras, la institución funcionó como «un revulsivo para la escuela conejera». De esa época data un gran vínculo con el palmero de origen lanzaroteño José Antonio Corujo, matemático y miembro de la Academia Canaria de la Lengua. Con el nuevo siglo, se incorpora al ÍES de su municipio, Tías. En pleno boom demográfico, asume una Ofi-cina Insular de Educación desbordada por la construcción de nuevos colegios e institutos. Regresa a Tías, en su último periodo docente, volcándose en la difusión del patrimonio histórico local. A sus 60 y tantos, entre la quietud de Mácher y el ritmo de Las Palmas de Gran Canaria, siempre al teléfono, impulsa la asociación que rinde homenaje a una gran maestra, que, bajo la batuta de su hija, la profesora universitaria Maura Palarea, acerca sueños a la realidad.