Fuente: Lanzarote en el terreno
Por: M. García Déniz
La saga seguía viva en el terrero. Felicidad Rodríguez Pérez no sólo había dado a su marido, Manuel Cabrera Aparicio, el niño que tanto deseaba sino que, además, había aportado a la lucha otro gran héroe canario de tardes gloriosas. Allí, pegados a la cuna del recién nacido, el legendario Mamerto Pérez Betancort (que murió ese mismo año) y Ulpiano Rodríguez Pérez, hablaban de las cualidades físicas del que era su familiar más joven, Manuel Cabrera Rodríguez, que nació el doce de septiembre de 1932. Por culpa de Mamerto Pérez, por ejemplo, se casó la abuela del chiquillo que tanto miraban, Dolores Pérez, su hermana, con el abuelo Santiago Rodríguez El Majorero. Este, que era de Tías y buen luchador, se fue a Los Valles a pegar con Mamerto y cuando llegó, después de recorrerse esa apreciable distancia caminando, se encontró con que no estaba en su casa. El padre de Mamerto le recomendó que, para que no perdiera el viaje, pegase con su hija Dolores, que tenia maña y corpulento físico. Al principio Santiago se quedó desconcertado pero finalmente agarró con Dolores…Y cayó.