El libro que tienen en sus manos viene a representar ese mundo de la artesanía que se tiene apartado y olvidado el resto de los 364 días, si quitamos el día de la feria que toca de turno. El que investiga se ha convertido, aprendiendo de los maestros y maestras, en artesano, y no se ha conformado en enseñar a cualquier persona interesada los martes por la tarde en su casa. Si no que además se ha visto en la obligación de plantear todas las dudas, todos sus descubrimientos sobre la fibra vegetal y el trabajo que lleva, no solo en la elaboración en sí misma, sino dándole importancia al contexto cultural donde se desarrolla. Él mismo lo manifiesta varias veces en estas páginas, que debemos escuchar ahora en el presente a esas personas que nos han legado el patrimonio inmaterial e intangible, como es toda la sabiduría transmitida de generación en generación y que, aun siendo menos las personas que la practican o practicaban todavía están presentes, para no tener que lamentarnos de su ausencia y por tanto de sus conocimientos, que viene a ser conocimiento heredado de nuestros ancestros.
Este Patrimonio Vivo referente al mundo de las fibras vegetales y la artesanía es lo que Julián plasma constantemente, agradeciéndole que lo comparta y transita a todos-as. Propone aunar en la nomenclatura, plantea el estudio interdisciplinar como merecedor de respeto y valor a nuestro patrimonio, expone las técnicas de nuestros artesanos-as y las compara con el resto de técnicas del mundo. Se atreve también a desgranar la técnica aborigen de Gran Canaria, se sumerge en los entresijos de la urdimbre y la trama hasta descifrar todo su potencial. También nos hace comprender la conexión que todos los seres vivos (humanos, plantas, animales…) tenemos, y el desarrollo sostenible que conlleva y que, aunque no seamos conscientes de ello, todos nos beneficiamos, incluido el medioambiente.
Julián nos dice «El mundo de la artesanía es inmenso y lógicamente intento plasmar lo que he podido observar a lo largo de estos últimos años y evidentemente no está todo aquí. . . Me he centrado en exprimir la riqueza de la artesanía en espiral y la cordada por la cercanía y relación con piezas singulares como zarandas, harneros, cribos, etc., muy en sintonía con los tejidos de fibras vegetales del mundo aborigen de Gran Canaria»
El autor es consciente y manifiesta que: «Las fibras vegetales, al tratarse de material perecedero, la durabilidad en el tiempo es muy corta en comparación con la cerámica o el material lítico. Esto ha hecho que la artesanía de fibras vegetales haya pasado a un segundo plano o ni si quiera estar en plano. Y no por no tener ubicación específica, carece de importancia, ya que engloba una variedad de materiales y técnicas con una riqueza cultural tremenda. Y es por su valor patrimonial inmaterial donde se hace necesario e imprescindible documentar como parte del Patrimonio Cultural Intangible de Canarias».
Les invito y animo a su lectura y sobre todo a que aprendan a elaborar piezas como cestos, harneros, serones, con los artesanos-as para que no seamos nosotros los que rompamos el eslabón de la memoria colectiva de nuestro pueblo canario, de todo un bagaje que ha llegado hasta nuestros días en pleno siglo XXI, lo que es digno de admirar, fomentar y proteger.
Maximino Álvarez Pérez








