Archivos de la categoría ‘Tiendas’
Fuente: El Postigo de Tías
Por Juan Cruz Sepúlveda
Otras tienditas y cantinas del pueblo
En el municipio funcionó una extensa red de tienditas de aceite y vinagre, algunas de ellas constituidas por apenas un cuartito, con un pequeño mostrador, y dotadas de rudimentarias pesas. A finales de los cincuenta va mejorando su infraestructura, con balanza Dina, báscula y hasta la chapa publicitaria de algún refresco en su puerta. Todas llevan el nombre de su propietario. En muchas existía el despacho obligado de algún vino, y todas servían como el punto de encuentro social de la época.
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Fuente: El Postigo de Tías
Por Juan Cruz Sepúlveda
Tertulias
La Tienda se abría antes de que apareciesen los primeros rayos de sol, primero a la luz de un farol y, en años posteriores, de una lámpara de gas butano que proyectaba un resplandor que iba más allá de la curva. Por allí pasaban, poco antes de empezar las labores en el campo, muchos vecinos que iban a echarse la mañanita. Los más mayores acudían a echar la tertulia, mientras las mujeres cogían sus provisiones.
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Fuente: El Postigo de Tías
Por Juan Cruz Sepúlveda
Tuvo el honor de ser una de las pocas tiendas de aceite y vinagre que sobrevivieron a todos los cambios que transformaron al municipio de Tías y a Lanzarote. Cada rincón de su interior conservaba los restos de un tipo de comercio de un tiempo anterior, funcionando como lugar de aprovisiona- miento básico en la zona y también como punto de encuentro y de actividad social para tomarle el pulso a una vida que discurría más sosegadamente.
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Fuente: El Postigo de Tías
Por Juan Cruz Sepúlveda
Cronología
1973: Una fuerte lluvia en noviembre, desde las 2 de la tarde hasta la noche, provocó el caos en la zona de la Tienda de Perico Valiente, haciéndole vivir uno de los momentos más preocupantes en la historia tranquila de este comercio, junto con otro episodio aislado en el que tuvo que desarmar a un vecino.
Anecdotario
En el municipio funcionó una extensa red de tienditas de aceite y vinagre, algunas de ellas constituidas por apenas un cuartito, con un pequeño mostrador, y dotadas de rudimenta- rias pesas, hasta que llegaron las balanzas Dina en los cincuenta.