Historia del Carnaval de Tías (1)

Publicado: 8 septiembre, 2015 en Hª Carnaval

Tías en Carnaval

Por Juan Henríquez González

Los Carnavales se remontan a los primeros siglos del cristianismo. Un pretendido desahogo antes de la entrada en Cuaresma, una licencia que se fue tomando como costumbre aún entre los no paganos. El exceso en comida y bebida fue cundiendo y, como un hartarse antes del ayuno, se propagó la fiesta, aunque fuera en muchas ocasiones prohibida.

Los que pasan de los 90 años cuentan del Carnaval de principio de este siglo como unas fiestas familiares, después de Navidad, Año Nuevo y entroncando con La Candelaria que era de atracción insular. Lanzarote se reunía en Tías por la Virgen de Candelaria y luego, los tienses devolvían la visita a los pueblos con su animoso Carnaval. Dicen que era un Carnaval de Salidas y, particularmente en Arrecife, se esperaba la llegada de los tocadores y bailadores de La Tiñosa y de Tías como el complemento de las Fiestas. Por eso se popularizan las estrofas: «Cuando llegan los de Tías / se acomoda el Carnaval, / música, sana alegría, / canto y baile sin cesar.»

Los pescadores se valían de sus enseres, algunas vejigas de pesca¬dos, y hasta cabezas de marrajos. La gente del mar se enredaba en sus propias redes y compaginaban muy bien con los campesinos que, además de cantantes y bailadores, preparaban las carretas y aportaban el buen vino. «Para fiestas los de Tías, / fiestas del campo y la mar, / San Antonio, Candelaria / y los días de Carnaval.»

Las primeras rondas se daban en el pueblo, donde se reunían los grupos. «Van y vienen mascaritas/ de los pueblitos de Tías/ con sábanas o con levita, / mucha gracia y picardía.»

Siente Puerto del Carmen y Tías orgullo por sus gentilicios populares que le vienen de La Tiñosa, su pueblo de pescadores, y la denominación como apelativo de «los cochinos» (que no conchinero, para no confundirlos con los del Ingenio de Gran Canaria) y, lejos de molestarse por este renombre, lo integran a sus tradiciones, aunque sin saberse a ciencia cierta de donde venía lo de cochinos, si por la abundancia de éllos o por su trascendencia grastronómica. Famosas fueron las garbanzadas (con cochino) en casa «Pepe el de Lila», hace apenas unos años, donde terminaban los bailadores y juerguistas de amanecida. Si buenos eran los bailes, mejores las garbanzas con cochino… Aunque no sabemos que tiene de cierto lo que me contaron, que quede como testimonio de este repaso carnavalero, la siguiente cuarteta: «Cuando no habían campanas, / se traían los cochinos/para que al gruñir llamaran / a Misa a «tos» los vecinos.

Las visitas a familias eran bien recibidas y los anfitriones mostraban su simpatía y una buena mesa, con puertas abiertas, donde no faltaba la bebida, el buen queso y los ricos postres. Una de las casas más visitadas era la de Don Pancho, casado con la Sra. Conchita, que tenía un par de gemelas a las que intentó ponerles nombres para ella rimbombantes y lejos de lo corriente. Eligió para el bautizo Ilusión y Diamante. Tremendo lío con el Cura que exigía nombres de Santas para hacerlo legalmente. En la discusión ganó el Cura y, con la prisa, le encasquetaron a ambas el Francisca delante de la ilusión y del Diamante. Por más que se empeñó doña Concha en hacer valer estos segundos nombres, el pueblo las rebautizó con el de «Las Pacas», y muchos creían que era un apodo por el parecido con las pacas de paja amarilla que venían de la península, porque además del color a «tirisia», de no coger sol, estaban rellenitas y apretadas de carne. Pues bien, los carnavales casi podríamos decir que empezaban casa doña Concha, porque tenía unas manos para los dulces y los hacía en tal abundancia que daban para llevar. Las recetas más famosas fueron las tortillas de carnaval de Tías, a base de huevos frescos, leche cabra, matalahúva, harina, azúcar y miel de caña. Salían unas tortillas de rechu¬pete, así como los bollos de batatas, con manteca de cochino y limón, y las tortas de calabaza, que de parecido gusto a canela y matalahúva, llevaban variedad al condumio. Con la disculpa de invitar a «Las Pacas» los grupos se tomaban sus trancazos casa Doña Conchi y ella alegando que sus niñas no tenían experiencia parrandera, les encasquetaba a la tía de chaperona, como condición para dejarlas salir a correr el Carnaval.

En la década de los 50 comenzaron agrupaciones que apenas duraban un año, ya que la Fiesta quedó centrada en la Sociedad. Allí concursos y piñatas, y hasta la Octavita.

Todo Lanzarote sufrió los rigores de la Guerra Civil, su prohibición de los Carnavales y los reinicios de las fiestas en finales de los 70. De esos tiempos queda en el recuerdo las ganas de divertirse, y los consejos para que la gente se incorporara al Carnaval:

Métete en la sampablera,/deja la vergüenza atrás, /la camisa echa por fuera/ y agarra aunque no de más»

«Diviértete, ponte las botas, /buen vino y carne de cerdo, /en la fiesta no se nota/ ¡y si te ví no me acuerdo!.

Fue en 1987 cuando se formó la Murga «LOS GRUÑONES», que tanto éxito cosecharon en el Carnaval de 1988. Se integró con 38 miembros. El año pasado se constituyeron en Agrupación Cultural, a mitad de año, ampliando el ámbito de sus actividades. Actualmente cuenta con una sede cedida por D. Víctor Díaz al Ayuntamiento, que coopera con la Agrupación sabedores de que aglutina personas con inquietudes culturales y empeñadas en elevar el nivel de actuación en lo artístico y musical. El presidente de la Asociación Cultural es D. Armando Sánchez de la Nuez y el Director de la Murga D. Lucas Lemes Hernández, que han logrado, con su dedicación, que LOS GRUÑONES se coloquen entre las primeras de las agrupaciones lanzaroteñas.

Seguirá siendo la Sociedad, con su denominación UNIÓN SUR DE TÍAS, el Centro de la movida carnavalera, Orquesta, Concurso, Disfraces, y actos que serán la atracción más importante de este Carnaval.

LOS GRUÑONES estarán en todas partes, en Arrecife, en Yaiza, en Teguise, en San Bartolomé, pero primordialmente en Tías y Puerto del Carmen. La garantía de las Fiestas del Carnaval en Tías están refrendadas por una tradición de muchos años, nuestra recomendación es que «El que quiera divertirse/ venga a Tías a gozar, / porque aquí todo el que asiste/ pasa en grande el Carnaval.»

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