Los certámenes de belleza tuvieron su apogeo en el municipio en los años 70 del siglo pasado. Una suiza con una boutique promocionaba estos eventos.
Por Juan Cruz Sepúlveda
Los famosos concursos de belleza comenzaron por América e inmediatamente llegan a Europa. A mediado del siglo veinte la prensa y revistas especializadas se ocupan de estos certámenes que constituyen una “gran industria”, comenzando a mover grandes cantidades de dinero en tiradas de revistas y otros medios, provinciales, nacionales e internacionales. En 1955 causó alto revuelo el nombramiento de Carmen Duijim, primera hispana en ganar el concurso internacional de Miss Mundo, anteriormente, modelo, actriz y Miss Venezuela. Originalmente los concursos de belleza solo se centraban en juzgar a las mujeres por el atractivo físico, luego se van incorporando otros rasgos de talento para alejarse de los anacronismos del físico. Los certámenes de belleza promovidos por patentes con abusivos derechos movían ingente cantidad de dinero en galas, cosméticos, dietas, trajes, revistas y radios y televisiones y siempre estuvieron cargadas de críticas y todo tipo de cuestionamientos, aunque las ganadoras, al final, abrían su camino a la fama y al estrellato.
En Canarias en el año 1969 la tinerfeña Noelia Afonso Cabrera consigue el cetro de Miss España y al año siguiente la nombran Miss Europa y participa en ese mismo año como aspirante a Miss Universo. Noelia, nombre inspirado para la canción de Nino Bravo, es una consolidada empresaria turística de familia vinculada con la Playa de las Américas en el sur de Tenerife.
En Lanzarote, sorteando los impedimentos económicos y sociales, nuestras bellezas conejeras encontrarán en las sociedades recreativas de los municipios los entes promotores y animan y estimulan a las jóvenes para obtener premios a la belleza y a la simpatía, aspectos ampliamente sobrados de nuestras paisanas. Se aprovechaban las fiestas populares de los pueblos, mitad en broma mitad en serio, como una diversión más, para proponer a la miss local y sus respectivas damas de honor y posteriormente presentarse a una final en Arrecife con motivo de la fiestas del patrono San Ginés. En Tías, aprovechando las fiestas de San Antonio, “cuando tocaba baile”, y auspiciada por la entusiasta directiva de la sociedad “Unión Sur de Tías”, se animaba a concursar y proponer a las más bellas y jóvenes del lugar.
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